Movilidad (1)

La movilidad urbana debe y tiene que ser considerada como un derecho social básico, que es necesario preservar.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Hace mucho tiempo que me estoy muriendo de ganas de comprar una bicicleta eléctrica, que sirva para trasladarme desde mi casa a la empresa y viceversa, o acudir a los diversos sitios a los que debo concurrir con regularidad. Cuando comuniqué a mi esposa este deseo, tajante me preguntó: ¿estás loco, quieres que te maten? Más bien quiero ser consecuente y congruente con los valores en los que creo y que me propongo practicar con cada vez mayor determinación y disciplina, sin embargo tengo que reconocer y agradecer la genuina preocupación de Ely para con mi integridad física. Recientemente hemos sido testigos de fatales accidentes en donde las víctimas son ciclistas y motociclistas. Me gusta la estadística, incluso he impartido clases de esta materia, pero no me gustaría pasar a formar parte de ella, y mucho menos de las notas rojas.

Y aunque éste es un asunto estrictamente personal y privado que estoy compartiendo con ustedes, está directamente relacionado y vinculado con un tema que deseo abordar ahora y continuar la próxima semana, que es el de la movilidad.

El diccionario define la movilidad como la capacidad que tiene una persona para moverse. Pero si el término lo ampliamos a movilidad urbana sostenible, entonces debemos entender que se refiere al conjunto de soluciones de que dispone un individuo para resolver sus necesidades de desplazamiento dentro de una ciudad, o para acceder a ella desde otros centros de población cercanos, con eficiencia, rapidez, seguridad y comodidad; actuando además responsablemente para evitar o reducir al máximo posible los impactos negativos que podrían generarse, tales como la contaminación del aire y el ruido, con sus efectos sobre la salud de la población, la saturación de las vías de comunicación y el consumo excesivo de energía. Adicionalmente, la movilidad urbana debe y tiene que ser considerada como un derecho social básico, que es necesario preservar y garantizar de forma igualitaria. 

El Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “toda persona tiene derecho a circular libremente y elegir su residencia en el territorio de un estado”. Por tanto, todas las personas sin excepción tienen derecho a que se establezcan las condiciones necesarias para que el espacio urbano sea apto y equitativo para la movilidad.

Durante la segunda mitad del Siglo XX y prácticamente en todo el mundo, el modelo de movilidad estuvo basado en el uso del automóvil particular, pero los enormes inconvenientes de este modelo provocaron una voluntad colectiva que se ha enfocado en encontrar alternativas que ayuden a paliar los efectos negativos e idear un nuevo modelo de ciudad sostenible.

Precisamente ahí radica la importancia de la movilidad urbana sostenible para una ciudad como Mérida, que aún no ha progresado en el desarrollo de estrategias o acciones reales y efectivas de movilidad responsable. Desde hace unos días, el Ayuntamiento de Mérida está publicitando un Plan Maestro municipal para la Movilidad Urbana Sustentable. Comentaremos al respecto en la siguiente entrega.

Lo más leído

skeleton





skeleton