Muchacho anarquista viene a casarse
Son tan suertudos y organizados que nunca los agarran, ni fichan ni los han mandado a terapias conductistas. Y lo más curioso es que tengan tanto éxito en sus cometidos a pesar de cultivar el peor de los vicios.
Acá desgarrándonos las vestiduras por esos anarquistas a la ambigua, de esos que todavía lanzan bombas Molotov que ni Vintage son, y ellos tan campantes. Y es que son una maravilla para emprender la graciosa huida y dejar embarcados a quienes solo pasaron por ahí y vieron los cohetones prendidos. Y son tan suertudos y organizados que nunca los agarran, ni fichan ni los han mandado a terapias conductistas con libro de superación personal incluido. Y lo más curioso es que tengan tanto éxito en sus cometidos a pesar de cultivar el peor de los vicios para quienes están en la onda opositora-desestabilizadora: tener la mala costumbre de ser rutinarios.
En vez de cambiar estrategias para destantear al enemigo, lo que hacen desde hace dos años, cada que se montan en las movilizaciones cual rémoras a un tiburón, repiten los actos, ejecutan similares acciones y siguen un guión desprovisto de imaginación cual robotitos que, más curioso todavía, en su falta de improvisación terminan por desconcertar a las autoridades que regularmente detienen a las personas equivocadas.
Incluso y a pesar de que en blogs y páginas web estos amos y señores de la infiltración revelan sus más íntimos secretos, incluso los alcances de una ideología que no conoce a Bakunin y que si duda desmiente al maese Cavafis, el poeta de Alejandría, pues estos bárbaros no tienen un plan, lo único que quieren es ser en todo caso falsas imitaciones de El Guasón y ver arder al mundo.
El libretista es más previsible que el de La voz México y Muchacha italiana viene a casarse juntos. Como van las cosas, esto va a terminar por ser un culebrón tipo Cuna de anorcos.
Como quiera que sea, no podemos seguir perdiendo el tiempo con estos amos del autoplagio, sobre todo porque sus puestas en escena además de repetitivas, son ya más aburridas que las enérgicas condenas.
Es ya tiempo de irlos desterrando (o como en los viejos tiempos deLos Panchitos, darles su puesto burocrático para que se agodinen) porque la gente, los luchadores sociales, los activistas, los medios de comunicación y el gobierno comienzan a tomarlos verdaderamente en serio. Tan así que PRI, PAN y los ecoloquitos ya están planteando iniciativas para regular las marchas e, incluso, prohibirlas, a través de algo llamado derecho a la movilidad que pudiera estar inspirado por Kim Jong Un.
Gracias, amigo anarco, por los servicios prestados al sistema que se supone combates.
(Entran risas grabadas).