Antes que nada, espero que todas nuestras mujeres yucatecas hayan pasado un excelente Día de la Madre. Estoy seguro que no faltaron los abrazos, besos, visitas a la iglesia y camposanto donde reposan ancestros. Más allá de cualquier tinte mercantilista, es una manera justa y merecida de rendir homenaje a quienes son únicas por su capacidad de mantener unida y estable a nuestra abatida sociedad.

El 10 de mayo se conmemoró el Día Mundial del Lupus, enfermedad causada por factores genéticos, ambientales, infecciosos, hormonales, entre muchos otros. Entre sus consecuencias por diagnóstico y manejo inadecuado están desde lesiones permanentes de algún órgano como riñón, corazón, cerebro, piel, pulmones, articulaciones, ojos y sistema nervioso hasta la muerte. Es un gran reto, a pesar de avances y tecnología, para el más avezado reumatólogo.

Hoy 12 de mayo es el Día Internacional de la Fibromialgia. Si me refiero a esta enfermedad de la que todos hablan y pocos conocen, estigmatizada por propios y extraños, es debido a mitos y eventos circunstanciales que la rodean. Dolores generalizados de tipo crónico, trastornos del sueño, fatigabilidad, problemas de memoria y variaciones en el estado anímico entorpecen el cotidiano actuar de la mujer entre los 30 y 50 años, volviéndose una de las principales causas de atención en los hospitales de segundo nivel con la especialidad que corresponde. 

Es bueno que se tomen en cuenta y existan fechas que sirvan para concientizar sobre su presencia mediante actividades de difusión para la población general, pero definitivamente es sólo una minucia para lo que en realidad falta por hacer. Debemos ir más allá de la foto del día haciendo eventos,  que, sin lugar a dudas, evidencian desesperadamente la necesidad de ser reconocidas  como enfermedades catastróficas. Las cerca de 200 patologías reumáticas son un problema de salud, a pesar de que no griten, hagan plantones, megamarchas, ni tengan representantes a nivel central y/o nacional. Existen y cuestan mucho en vidas, función y dinero para la sociedad e  instituciones.

Ya basta de hacer oídos sordos al clamor de las mujeres en edad productiva y reproductiva, cabezas de familia que exigen que instituciones educativas, instancias de salud y medios de comunicación hagan la tarea de forma integral, para que el conocimiento, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades reumáticas no sólo sean responsabilidad de los especialistas. Mucho se avanza en la atención de la mujer, pero todavía falta mucho por hacer.