Muy delicado
Tomo partido por el NO al aborto, y me gustaría que desde el punto de vista jurídico se trabaje sobre el suicidio.
Conversando con personas de la tercera edad, todas arriba de 70, para sorpresa mía, todas manifestaron su deseo de morir.
Pude darme cuenta de que esa idea viene del abandono de los familiares, la negación de reconocimiento de la sociedad hacia ellos, como personas útiles en alguna actividad productiva, y finalmente de su incapacidad para sustentarse económicamente por la falta de ingresos; no pueden lograrlo con pensiones de $2,000.
Personas intelectualmente brillantes y que no han dejado de serlo se niegan a trabajar como cerillos, no por desprecio a ese trabajo, sino por no verse reducidos a una actividad muy por debajo de su capacidad intelectual. Reconocen que físicamente sus fuerzas han disminuido, pero más que nada por el abandono y la inactividad a que están condenados.
Yucatán es tristemente importante a nivel nacional por el número de suicidios que acontecen, principalmente entre niños y jóvenes, según medios informativos que todos leemos.
El mejor esfuerzo por “SALVAR UNA VIDA” no impacta las estadísticas como requerimos que lo haga.
La capacidad de difusión de las sociedades humanitarias dedicadas a atender este flagelo es insuficiente porque no las estamos apoyando como debemos hacerlo, a más de que no cuentan con los recursos humanos para que su actividad sea preponderantemente PREVENTIVA . Hay que hablar del suicidio de frente, como del tema del aborto.
Es absurdo que se discuta el tema de legalizar o no la muerte de un tercero, un niño por nacer, pero se estigmatice al que se suicida. Y no es que me parezca bien que alguien se quite la vida, pero debemos profundizar en los derechos sobre la vida; puedo atentar contra la vida de un tercero que no puede defenderse, pero la mía es intocable para mí mismo.
Tomo partido por el NO al aborto, y me gustaría que desde el punto de vista jurídico se trabaje sobre el suicidio.