Los liderazgos fuertes son casi siempre punto de inflexión en la historia de los países, es casi increíble que pocas veces se puedan reinventar desde dentro, salvo honrosas excepciones, como la de Gorbachov en Rusia y otros, pero es casi siempre un antisistema el que llega y cambia los modelos agotados que son imposibles de corregir desde dentro y que aun siendo obsoletos no tienen el valor de reconocer y reconstruir.

Hace unas semanas, el secretario de Hacienda mencionó que los estados son autónomos y que no podían ir a rescatarlos. Me da suma tristeza la lejanía que tiene el secretario de sus gobernados y que piense que la responsabilidad fiscal del país sólo la tienen sobre los recursos federales. Si así fuera, ¿por qué pagamos impuestos a las arcas de la Federación y no los depositamos a cuentas estatales y que ellos las trasladen a las federales a ver cómo le va con la cobranza?, ¿por qué en los ingresos somos federales pero en los gastos somos estatales?

Necesitamos un presidente Trump que:

Asuma los problemas y aunque no pueda intervenir se responsabilice moralmente de las administraciones estatales; ahora sólo sentimos al presidente en los éxitos y su ausencia en los fracasos.

Necesitamos una persona que haga que las empresas norteamericanas paguen bien sus impuestos y no sean las que menos tributen en relación con una  empresa pyme.

Necesitamos a una persona que proteja los mercados de consumo de productos chatarra chinos, que sólo compremos una y otra vez los mismos artículos que siempre fallan.

Necesitamos un presidente empresario que corrija que las empresas paguemos ISR sobre ingresos no cobrados, caso único el de México en el TLC.

Necesitamos un presidente que sepa que hay muy pocos bancos y promocione hacerlos más en el sur del país, donde de Puebla para abajo no hay ninguno.

Necesitamos un presidente que sepa que el supermercado de la sonrisa importa más productos que nadie y sostiene una política de proveedores que ninguna pyme puede igualar y le da una ventaja en el mercado.

En fin, en esta nueva era necesitamos un presidente que aun siendo los estados y empresas autónomos sienta corresponsabilidad de su desarrollo y ejercicio y fiscalice y apoye a las entidades en el día a día, y sea responsable de sus ausencias y errores y no sólo de sus éxitos.