No les ayudes, compadre...

La CNTE trasladó a Acapulco su protesta para tratar de evitar que el Congreso de Guerrero (al que impidió sesionar en Chilpancingo) se reúna en el Centro Internacional de Acapulco y apruebe las leyes secundarias de la reforma constitucional.

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En vez de adoptar las medidas institucionales que procedan para tratar de impedir (¡cuando menos intentar!) que Acapulco resulte afectado en su economía durante el periodo vacacional de Semana Santa, el alcalde Luis Walton hizo una implícita y desafortunada sugerencia al regresivo movimiento de la CNTE contra la reforma educativa: que sus activistas bloqueen la Autopista del Sol.

De manera literal dijo lo contrario:

“Los maestros deben ser conscientes de que cualquier situación (sic) quede (sic) fuera, hablando (sic) de la autopista, pues perjudica a todo Acapulco”.

Y es que la coordinadora trasladó a ese balneario su protesta para tratar de evitar que el Congreso de Guerrero (al que impidió sesionar en Chilpancingo) se reúna en el Centro Internacional de Acapulco y apruebe las leyes secundarias de la reforma constitucional.

“Tienen todo el derecho a manifestarse”, dijo Walton, “pero también Acapulco a recibir turismo”.

Eso fue lo correcto, pero cometió la imprudencia (por involuntaria e indirecta que fuera) de alentar la toma de un recurrente objetivo de los saboteadores.

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