No somos iguales
Respecto al empleo se da preferencia al hombre porque éste en términos generales tiene menos motivos de ausencia que la mujer.
La afirmación “EL HOMBRE Y LA MUJER SOMOS IGUALES” no es verdad. Somos diferentes y debemos convivir como tales.
Los derechos son generales, sin distinción de sexo, pero eso no nos hace iguales, y lo vemos entre otras cosas: LA MUJER TIENE DERECHO AL VOTO, pero no tiene la obligación de mantener al hombre cuando éste carece de ingresos por la falta de trabajo, dentro o fuera del matrimonio, salvo caso de invalidez.
Respecto al empleo, se da preferencia al hombre porque éste en términos generales tiene menos motivos de ausencia que la mujer, el hombre falta cuando se enferma y la mujer, cuando se enferman ella, el marido o alguno de los hijos.
No somos la MEDIA NARANJA uno del otro; cada cual es una naranja completa, somos nuestras dos mitades, nacemos completos.
Debe haber más mujeres legisladoras y menos mujeres policías, menos ortopedistas y bomberos mujeres y más chefs y diseñadoras, menos custodias de penales de hombres y más mujeres ministerios públicos y jueces.
Nada de lo anterior es por motivo de discriminación, sino por aprovechamiento de capacidad con todo lo que esto quiere decir, y sobre todo las morales y las culturales.
La herencia de nuestra cultura machista debe dar como fruto no mujeres marcadamente masculinas, ni hombres marcadamente femeninos. Debe dar como frutos mujeres deliciosamente femeninas que acepten y sepan feminizar su lado masculino sin afectar sus preferencias sexuales y hombres elegantemente masculinos, que acepten y sepan masculinizar su lado femenino sin afectar sus preferencias sexuales.
Una mujer gay no tiene por qué vestirse ni actuar como hombre, ni un hombre gay tiene por qué actuar como mujer.
El hombre y la mujer no somos de planetas diferentes, somos planetas diferentes, somos sistemas solares diferentes. Eso somos el hombre y la mujer y convivir en armonía, conscientes de que SOMOS DIFERENTES, es parte del arte del BIEN VIVIR.