“No todo está podrido...”
El oso operado por los Dres. Ignacio Calleja y Carlos Fuentes fue rescatado en Dzidzantún y su operación se realizó en el Estado de México.
No sé si a usted le produce algún sentimiento, pero a mí sí: emoción.
Me emociona saber que cirujanos como los Dres. Ignacio Calleja y Carlos Fuentes –que por lo que se lee son muy diestros en sus respectivas especialidades- dedicaron parte de su importante tiempo a devolverle a un oso negro la tonelada de potencia que debe tener su mordida mediante la implantación de un maxilar inferior de titanio (Milenio Novedades, Pág. 27, 20-julio-2014).
El plantígrado (se les llama así porque al caminar apoyan completamente la planta de los pies, contra los digitígrados que lo hacen con los dedos: los leones, por ejemplo) no podía comer lo que cualquier oso que se respete: carne (es carnívoro o más bien omnívoro: omni: todo) y frutas enteras (lo tenían en el circo que lo mutiló a humillante dieta de arroz con leche) y pesaba casi la mitad menos de lo que pesa un animal adulto de su especie.
Ahora, con su nueva mandíbula, debe alcanzar los 150 kilos que sería su peso normal. El oso, recordará usted, fue rescatado en Dzidzantún y su operación se realizó en el Estado de México.
Noticias como ésta no deben hacernos olvidar los dramas de los niños migrantes en la frontera norte, la tragedia de los niños palestinos asesinados por quienes menos debían tener actitudes genocidas (por haberlas sufrido ellos mismos en grados aberrantes: los judíos), ni los tristes espectáculos de maestros copiones que obligan a que sus exámenes sean transportados en vehículos blindados, pero nos hacen ver que “no todo está podrido en Dinamarca”, como diría Shakespeare, y que por cada nota mala que demos unos hombres, hay otros muchas buenas que generan otros hombres.
Dres. Calleja y Fuentes: el oso Invictus y nosotros se los agradecemos.