No todo está podrido...

Quisiera creerle al alcalde que no vamos a pagar una millonada a la negociación, pero mi optimismo flaquea.

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Entre los muchos, muy buenos articulistas, de la plantilla de Milenio Novedades, uno, imprescindible para mí, es Román –que lo único que tiene de Revueltas es el apellido y eso no es en su desdoro, al contrario, es uno de los más ilustres de México-. Pero no se trata de dar coba a don Román: aparte de analista sensato  (términos difíciles de conjuntar), gran director de orquesta.

Siempre es una lectura recomendable, especialmente su artículo de ayer en este periódico (Pág. 22), donde hace una serie de preguntas que todos y cada uno de los mexicanos debemos responder. No voy a repetir aquí  (como parece que ya se ha vuelto comodina costumbre de articulistas que se copian) lo que pregunta el maestro Revueltas .

Me sumo a sus señalamientos sobre algunos agoreros disfrazados de analistas sesudos que nos quieren hacer tragar el embuste de que vivimos en México el peor de los mundos posibles y somos una sociedad irremediablemente corrupta, cínica, adicta al sufrimiento y agachada, que nuestra situación política, económica y social es mala sin remedio y vamos a acabar navegando en un mar de miseria y pudrición, si no es que ya estamos en él.

Creo, optimista irredento, que aunque parezca difícil aceptarlo –y lo dice alguien que ya ha caminado un largo tramo en la vida y ha vivido oyendo las mismas catastrofistas admoniciones-, México no es un país de corruptos, imbéciles y amafiados. Quien se asome a los sucesos cotidianos puede darse cuenta de que hay millones de compatriotas trabajando, generando riqueza y compartiéndola generosamente, creando arte, ciencia y tecnología y la mayoría son jóvenes ilusionados y entusiastas. Muchos más que quienes militan en el bando de los malos. Y que aquéllos son una riqueza enorme de México.

Miedo.- No obstante lo antedicho, ocurre en Mérida algo que me da miedo: el pleito entre el alcalde y una empresa por las luminarias.  Quisiera creerle al alcalde que no vamos a pagar una millonada a la negociación, pero mi optimismo flaquea.  Propongo rogativas y novenas.

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