Nos estamos enfermando

Los mosquitos son transmisores a los seres humanos de más de 100 virus conocidos, incluyendo, el de la fiebre dengue, la fiebre amarilla, la encefalitis y la fiebre hemorrágica.

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La relación entre daño ambiental y afectaciones a la salud humana es ya innegable. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado por lo menos treinta nuevas enfermedades en los últimos veinte años, las cuales, sin duda, están impactando severamente a las economías nacionales y a la salud de cientos de millones de personas en el planeta.

Como es sabido, los mosquitos son transmisores a los seres humanos de más de cien virus conocidos, incluyendo, entre otros, el de la fiebre dengue, la fiebre amarilla, la encefalitis y la fiebre hemorrágica. 

Se sabe, por ejemplo, que la urbanización acelerada y no planificada constituye la principal fuerza impulsora en la explosión de la fiebre dengue. De igual manera, la propagación del virus chikungunya, altamente patógeno y que hasta hace poco sólo se presentaba en la zona norte del país, debido a los cambios de temperatura y las constantes mutaciones de varios virus, ya llegó y al parecer para quedarse en tierras yucatecas. 

La propagación de este virus y del mismo bien odiado dengue se está dando de manera complicada en Yucatán; según información oficial de la Secretaría de Salud del Estado, ya son más de 230 casos confirmados (que han sido reportados) de personas con chikungunya, pero la gran mayoría y debido a lo molesto de los síntomas no da aviso a la autoridad y son casos que no son contabilizados para el registro de salud.  

Estas y otras enfermedades son generadas por la contaminación que los seres humanos provocamos. Los problemas respiratorios, las afecciones cardiovasculares y el cáncer son las más importantes. Los contaminantes atmosféricos no son estáticos; por el contrario, se trasladan de la mano del viento a regiones alejadas y caen sobre la superficie del planeta en forma de lluvia, contaminando el suelo, los mares, los ríos, las lagunas e incluso llegan hasta las capas subterráneas. 

Las emisiones de diversas sustancias, como por ejemplo el azufre y el nitrógeno, dan origen a una serie de trastornos de la salud humana, y pueden repercutir en forma directa sobre los receptores celulares o alterar la naturaleza de los suelos y las aguas, causando así enfermedades en forma indirecta. Le invito a participar en la campaña de descacharrización que ha emprendido el Gobierno del Estado y que estará hoy aplicándose en la zona norte de nuestra blanca Mérida.

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