Nuestra agua y su consumo

Nuestra preocupación debe centrarse en la protección de nuestros acuíferos y asegurar el suministro de agua potable a todos los yucatecos.

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Como parte de los acuerdos de la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro en 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución de que el 22 de marzo de cada año fuera declarado Día Mundial del Agua, de conformidad con las recomendaciones de dicha Cumbre contenidas en el Capítulo 18 (Recursos de Agua Dulce) de la Agenda 21.

Con ello, se invitó a todos los gobiernos a consagrar este día a la celebración de actividades concretas como el fomento de la conciencia pública a través de la producción y difusión de documentales, conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones relacionadas con la conservación y desarrollo de los recursos hídricos, así como con la puesta en práctica de las recomendaciones de la Agenda 21, avalada por todos los países asistentes.

Ahora que acabamos de pasar este día el pasado domingo, en nuestro caso, que vivimos en la región con mayores reservas de agua dulce en el subsuelo, nuestra preocupación debe centrarse en la protección de nuestros acuíferos y asegurar el suministro de agua verdaderamente potable a todos los yucatecos, entendiendo como agua potable aquella que podemos consumir o beber sin que exista riesgo alguno para nuestra salud, ya que el agua potable no debe contener sustancias o microorganismos que puedan  provocar enfermedades o perjudicar nuestra salud.

Por ello debemos de asumir como prioridad esencial exigir que, antes de que el agua llegue a nuestras casas, sea tratada adecuadamente en una planta potabilizadora, equipamientos, de los cuales carecemos, en los que el agua se limpia, se trata y se desinfecta, hasta que está en condiciones adecuadas para el consumo humano. Pero no sólo las plantas potabilizadoras son importantes, sino también las redes de tuberías a través de las cuales el agua es enviada a los puntos de consumo. 

Para finalizar quisiera mencionar que hace unos 20 años se hizo un inventario de la calidad de los servicios de agua potable en 80 ciudades de nuestro país y ningún sistema de la Península de Yucatán tuvo condiciones de aprobación; en el caso de Mérida hoy tenemos cuatro plantas en condiciones cuestionables, además de 60 sistemas autónomos que, en el mejor de los casos, sólo cloran el agua.

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