Nueva teoría de la legislación

La productividad de un Congreso no se mide por la cantidad de leyes aprobadas, sino por la calidad de ellas. De nada sirven leyes inoperantes o que no estén presupuestadas para su puesta en operación.

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Las leyes son como las salchichas; duermes mucho mejor cuanto menos sepas cómo se hacen.- Otto Von Bismark

Durante muchos años, en México se ha considerado que un aspecto fundamental para el desarrollo de la sociedad es el vinculado con la creación de las leyes. Empero, éstas no resuelven los problemas ipso facto.

La productividad de un Congreso no se mide por la cantidad de leyes aprobadas, sino por la calidad de ellas. De nada sirven leyes inoperantes o que no estén presupuestadas para su puesta en operación. Una norma jurídica se convierte en solución a un determinado conflicto en cuanto es parte de un todo que lo sustenta con recursos humanos y financieros y da la posibilidad de resolver un tema en particular.

En el sistema jurídico mexicano la teoría de la legislación determina que una vez agotado el proceso de creación de la ley, su operatividad le corresponde a otro poder o autoridad diversa. El legislador, una vez entrada en vigor la ley, se retira del seguimiento al problema. Empero, esta visión es sesgada y se constituye en una salida política a la responsabilidad del legislador de elaborar leyes eficaces y adecuadas para las diversas materias que pretende regular.

Necesitamos una nueva teoría de la legislación que sea un círculo virtuoso, es decir, que se empiece con una iniciativa y que no termine con la entrada en vigor, sino que regrese para saber si con el nuevo instrumento jurídico se palió el problema o si por el contrario no se resolvió.

El Poder Legislativo debe darle seguimiento a los instrumentos jurídicos elaborados, para saber si con éstos se subsanó la problemática o si, por lo contrario, no se obtuvieron los resultados que se buscaban y, por tanto, es susceptible de hacer tal o cual modificación. No debería bastar con elaborar la ley y dejarle a otro poder su aplicación y seguimiento.

Como abogado, soy defensor del marco jurídico y de la necesidad de contar con leyes modernas y eficaces, empero debe transformarse el proceso legislativo de suerte que quienes hagan las leyes les den seguimiento para su adecuada eficacia y efectividad. Las leyes son para cumplirse, no para presumirse. 

En nuestro país se ha dicho hasta el cansancio que no hay un problema de leyes sino de aplicación y cumplimiento de las mismas. De nada nos sirven leyes fabulosas, si no se cumplen. Debemos empezar por cambiar “el chip” en la conciencia colectiva de nuestra sociedad.

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