Elogiosos comentarios del excelente nivel mostrado por las 24 selecciones en la Séptima Copa Mundial Femenina FIFA  Canadá 2015, que vio coronarse por tercera vez al equipo de los Estados Unidos. Un torneo récord en goles y disparos a gol por equipo, 2.1 tarjetas amarillas y 0.1 expulsiones por cotejo. Las mujeres demuestran que disfrutan el deporte, les sobra carácter y sin más se dedican a jugar para complacer a la tribuna.

De regreso a los torneos  locales, apenas finalizadas la Copa América y Copa Oro, los aficionados enfrentamos de nuevo la monserga de los machos panboleros que reparten leñazos, muerden, mientan la madre, escupen, se jalan los calzoncillos y se pican la cola. Bochornosos espectáculos que desvirtúan “el juego del hombre”. Para colmo muchos entrenadores juegan al resultado, lo que ocasiona haya escasez de anotaciones.

Pareciera imposible que los varones aprendan algo de sus símiles femeninos, pero se imponen criterios novedosos para rescatar al juego, logrando que el asistente al estadio y el te-lespectador sean tratados con la dignidad que bien se merece el que paga.

Con el fin de agilizar las acciones, cuidar la integridad física del jugador, exaltar el gol, proponer cotejos de altura e intentar situarlo al nivel de las féminas, propongo a la FIFA:

Nuevas reglas de puntaje por partido

1. Empate cero-cero, un punto por quipo.
2. Empate a partir de un gol, dos puntos por equipo. 
3. Partido ganado: tres puntos.
4. Partido ganado por más de tres goles: cuatro puntos.
5. Al acumular quince faltas, el equipo infractor será sancionado con un tiro penal.
6. Al acumular tres tarjetas amarillas, el equipo infractor saca un jugador del terreno.
7. Cambios ilimitados.

Aclaro que sé muy bien lo que expongo. En mis años de jugador aficionado privaba siempre la emoción de golear al contrario, con el corazón por delante. No faltaba el contrincante que era un cochino y le gustaba entrar más fuerte de lo debido, pero era muy raro que cometiera la mariconería de agredir por detrás a un rival indefenso y mandarlo al hospital. Estoy convencido de que habrá propuestas adicionales de aficionados entusiastas, convencidos de la porquería actual que permite la FIFA. De ser aceptadas mis ideas, estaré conforme con un par de plateas en los mejores estadios del mundo.

¡Vaya biem!