Nuevo chip en tiempos compartidos

En la Asociación de Clubes Vacacionales de Quintana Roo tienen claro su reto...

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En la Asociación de Clubes Vacacionales de Quintana Roo tienen claro su reto: retomar una posición en la Oficina de Visitantes y Convenciones. “Tener voz y voto”, resume categórica Miriam Cortés Franco, su presidenta ejecutiva desde 1993 (hasta 1998 llamada gerente general). 

Reelecta por unanimidad de votos en el Consejo durante otros dos años, la primera mujer en ese cargo a nivel nacional ha presentado datos y porcentajes que evidencian la importancia de la Acluvaq y los méritos por los cuales debe tener una participación más activa en el fideicomiso de promoción.

Por ejemplo: En el mundo, son 12 millones y medio de familias con tiempos compartidos que todos los años deciden qué lugares visitar, y México ocupa el segundo lugar en ventas, oferta y desarrollos, después de Estados Unidos. Se hospedan aquí 8.2 días en promedio, contra 4.2 de un visitante tradicional; gastan mil 500 más que el otro tipo, y el tamaño del grupo es de 3.2, contra 2.2 personas. 

Son los que más rentan carros, los que más compran en plazas comerciales, los que más adquieren tours y los que más consumen en restaurantes, porque ya pagaron sus vacaciones y traen dinero en la bolsa. Es decir, son del grupo que mantiene ese alto porcentaje de ocupación presumido al mundo.

Se trata de una industria, profundiza Cortés Franco, generadora del 40% de impuesto al hospedaje, y por el sector, tanto en Cancún como en Riviera Maya, se capta el 47% de los derechos de no inmigrantes (o de actividad no remunerada). Una cifra más que redondea la idea: casi el 50% de los visitantes internacionales que ingresan por el aeropuerto de Cancún son de dicho concepto.

Aun así, “falta más promoción y publicidad. Estamos perdiendo mercado”, lamenta la abogada de profesión y con maestría en Derecho Corporativo. ¿Qué sucede? No hay dinero. 

Pese a los números tan atractivos, la voluntad ha podido más que el presupuesto para obtener logros en diversos programas y campañas. Entre la OVC, el Consejo de Promoción Turística de México, fundaciones, medios de comunicación y otras instancias, han podido apuntalar este régimen compuesto por 22 desarrollos en Cancún, Puerto Morelos y Playa del Carmen, además de tres en puerta.

El caso más exitoso es la certificación de hoteles (desde hace dos años) para evitar fraudes e irregularidades, empleando pilares fundamentales, como creatividad e innovación, los cuales han cambiado la manera de hacer política y mercadotecnia en una agrupación que en mayo cumplirá 30 años. Desde el repliegue de promotores -de la calle a locaciones- hasta los procedimientos de ventas y los anuncios dirigidos a clientes potenciales, su gran estrategia funciona con creces, “con ventas limpias”, enfatiza la presidenta consultada al respecto. 

Y es precisamente esa certificación la que ha fortalecido su imagen, ya que está sustentada en contratos registrados ante la Profeco (“no hay abusos ni cláusulas leoninas”, puntualiza), apegada a la NOM 029, regida por el Código Civil y avalada por la Comisión Consultiva de Tiempos Compartidos.

Considero que sería un aporte importantísimo para incrementar la competitividad en el estado.

Desorbitado

En la OVC tienen voz y voto algunas dependencias que no generan recursos para el turismo, no tienen esa vinculación directa con este rubro estratégico para el desarrollo, algunos de sus miembros no son especialistas y tampoco “cubren el perfil” mínimo. La realidad actual dista mucho del fideicomiso original, cuando votaban los que generaban, incluso con recursos propios. Pese a ello el fin es bueno; sin duda, sería mejor al darles voto a los que saben, pero, sobre todo, a quienes fomentan la derrama de verdad. ¿En serio no hay dinero?

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