A partir del comienzo del nuevo milenio muchos cambios se aceleraron. Hoy día hay nuevas nociones de espacio y tiempo, la universalidad y diversidad del género humano nunca han sido más claras y evidentes.

Se percibe la naturaleza contradictoria de la experiencia modernizadora y lo fugaz y efervescente de los valores, procesos resultantes de un cambio vertiginoso en ritmo e intensidad.

Nace una civilización basada en la globalización y el conocimiento, impulsada por la ciencia, la tecnología, la economía y los medios de comunicación modernos.

El entorno mundial ha dejado huella en todos los ámbitos de nuestra existencia. Vivimos una época de acelerado desarrollo tecnológico, de modificación de sistemas económicos y políticos y, en general, de múltiples transformaciones estructurales que afectan a todos los países, y México no es la excepción.

Surge una relación cualitativamente nueva entre cultura y naturaleza y entre la persona, el espacio y el tiempo. El progreso tecnológico supera en intensidad al cambio social y al desarrollo moral.

En esta etapa de cambios acelerados, la competencia se incrementa y afecta a las organizaciones estructuradas, las cuales para subsistir requieren modernizar sus sistemas y procesos para enfrentar los nuevos retos.

En el ámbito político, la reciente transición democrática, la pluralidad política, la nueva cultura de participación ciudadana y la participación política de las mujeres, entre otras cosas, están obligando a los partidos políticos a modificar sus procesos para adaptarse a las nuevas exigencias.

El Partido Acción Nacional, en la Asamblea Extraordinaria de su Consejo Nacional realizada este fin de semana, concluyó un año de intenso trabajo de reforma a sus estatutos y reglamentos con el fin de fortalecer a la institución y responder de manera más eficiente a las demandas actuales de la sociedad moderna.