Oaxaca, ese otro estado fallido

Oaxaca está urgido de un tratamiento especial por parte de la Federación, debido al poderoso grupo de presión más numeroso, rijoso, delincuencial e impune de la CNTE.

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Dos o tres años antes de que se descubriera en San Fernando (abril de 2011) la mayor (casi 200 víctimas) masacre tumultuaria cometida por la narcodelincuencia, Tamaulipas era ya un virtual estado fallido que, sin embargo, quedó chiquito frente a la descomposición que en poco tiempo corroyó la vida social y las instituciones públicas en Michoacán.

Guerrero (figura entre las entidades con mayores índices de homicidios en el recuento de MILENIO) pareciera irse degradando a esos niveles pero, por fortuna y pese a todo, se antoja todavía salvable.

Hay un cuarto estado de la República, sin embargo, que pasa como desapercibido entre los fallidos, pero que está urgido de un tratamiento especial por parte de la Federación: Oaxaca, y no a causa de la narcodelincuencia, sino del poderoso grupo de presión más numeroso (70 y tantos mil impresentables “maestros”), rijoso, delincuencial e impune de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, cuyo comportamiento vandálico de ayer es una leve aproximación de lo que está dispuesto a hacer con tal de seguir medrando de las arcas públicas.

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