Que con o sin la Candelaria de los Pactos, las reformas van, afirma categórico Gamboa Patrón, el hombre que más sabe de concertacesiones en México. Muchos dirán que si de por sí el horno del Pacto por México no está para bollos (ahí tienen al PAN y al PRD poniéndose como #LadyProfeco buscando clausurar a Chayito Robles), cómo se le ocurre al líder tricolor en el Senado ponerse peor que El Piojo Herrera, y un poco sobrado desde la plenitud del pinchi poder, ande diciendo que “seguiremos trabajando con autonomía”.

Si bien al buen amigo de Kamel Nacif se le podría imaginar haciendo estas declaraciones con una playera americanista exigiendo “Ódiame más” (solo falta que al estilo del América le suba el precio a los conciliábulos), también es cierto que se le exija a estas alturas del partido un poco de humildad. Si él quiere ser el Mourinho de la política nacional, está en todo su derecho, sobre todo porque conociendo al senador Aureoles del perredé, debe tener razones para pensar que cuando suelta aquello de que “las negociaciones están en riesgo”, lo más seguro es que está blofeando.

No únicamente por su raigambre chuchista (ese algo sin nombre que obsesiona al hombre por una concertacesión), sino porque su líder Zambrano ya está instalado en el difícil arte de quedar bien con todos, no lo vayan a acusar, como dice Graco Ramírez —ese estadista inconmensurable— de López Obrador, de ir involucionado.

Además, ahora lo de Zambrano es catafixiar tribus por acarreados.

Y bueno, con el espaldarazo de Obama a su paso por México al gobierno peñista —aunque no faltará quien diga que lo hizo para quedar bien y, de paso, asombrar a la banda citando a Paz y a Amado Nervo—, los priistas pueden comenzar la venta de garage de lo que haga falta, más ahora que Los Chuchos afirman que no pasarán sobre la soberanía nacional, al tiempo que también sostiene que no hay ingobernabilidad en Guerrero. Conclusión a la que debió de haber llegado luego de ver que sí se llevaron a cabo los premios TV y Novelas.

A manera de sugerencia yo no empezaría con Pemex, para que no se alteren los adictos a la austeridad republicana; primero se tendría que hacer una venta de souvenirs de la toma de Rectoría, de las luchas combativas del magisterios (no sé por qué tengo la impresión de que los tichers tendrían más éxito si organizaran sus marchas como las de quienes pugnan por la legalización de la mariguana) y de las matazones en todo el país.