Ojalá que ahora sí le atinen

Erróneo apostar todo a las reformas estructurales, de las cuales ciertamente se debe esperar en el futuro un mayor crecimiento.

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Se cuenta que, en una pelea de box, uno de los púgiles había estado recibiendo una verdadera paliza. Era de tal proporción, que al llegar tambaleándose y todo moreteado a su esquina, en el preámbulo del último episodio, su manager le dijo: “¡Animo! vas por buen camino; en el próximo round si lo noqueas -a su adversario- empatamos”.

Algo similar a este intento de chascarrillo ha estado ocurriendo con las declaraciones del Ejecutivo Federal sobre la economía. No habían pasado ni 2 semanas de habernos dicho que la economía nacional iba por buen camino, cuando de nueva cuenta se ha tenido que disminuir el pronóstico de crecimiento para este año. La merma no es menor; del 3.9% prometido nos quedamos -por el momento- en un preocupante 2.7%. Ya el año pasado, del inicial pronóstico del 3.5%, nos quedamos en un pírrico 1.1%. No han acertado en casi dos años. 

El poder adquisitivo de los ciudadanos disminuye progresivamente y, lo que es peor, se mina la confianza con declaraciones desmentidas por la realidad en el corto plazo. 

Es verdad que el entorno económico mundial no ha ayudado, pero también lo es que ha habido obstinación de los funcionarios públicos en no reconocer -y revertir- medidas financieras y fiscales que  han dañado el mercado interno. Cierto que la inversión extranjera parece aumentar, pero también que muchas pequeñas y medianas empresas nacionales están al borde del colapso.

Erróneo apostar todo a las reformas estructurales, de las cuales ciertamente se debe esperar en el futuro un mayor crecimiento, si la normatividad fiscal y financiera impide el desarrollo de la industria, comercio y campo nacionales. 

Por de pronto, lo menos que se puede esperar es que esta vez sí “le den al clavo” con su nueva estimación. Ojalá que rectifiquen para enderezar el camino.

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