Omelette a la francesa

Nos la vivimos quejándonos de nuestro sistema judicial, del sistema electoral, del sistema impositivo y soñando con tener un sistema de orden y de gestión social tan quirúrgicamente aséptico como el de los países nórdicos.

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Pues bien, eso cuesta. Cuesta dinero, tiempo, esfuerzo, convicción social y mucha, pero mucha bilis regada con abundante disciplina. Tampoco podemos negar nuestras raíces, no somos suecos ni daneses, somos latinoamericanos y mexicanos y todo ese nuevo proyecto de nación no puede sustraerse nunca de nuestra esencia.

 
Creo que México ha avanzado mucho en la cultura legal y en su implementación, no somos ni por mucho el país que éramos hace 15 años en materia de derecho, ni mucho menos de jurisprudencia, con todo lo que ello conlleva.
 
Un controversial ejemplo es la liberación por un tecnicismo judicial de la (yo no soy juez, así que yo sí puedo nombrarla como se merece y si no le gusta que me demande) indeseable y delincuente ciudadana francesa Florence Cassez.
 
Este asunto ha motivado la indignación de todos, nos hemos sentido ultrajados en nuestra condición social, en nuestro orgullo y no podemos evitar sentirnos como víctimas de una profunda injusticia.
 
Pues bien, yo creo que hay que tragárselo, aunque no nos guste. 
 
La decisión de la Suprema Corte de Justicia está basada estrictamente en la leyes que queremos que se cumplan a cabalidad. Estas leyes no solo involucran el castigo por el crimen, sino la forma de presentar las pruebas que incriminen a una persona; y en el caso de esta persona, la presentación de las pruebas no fue de acorde a la ley, error grave. No es culpa del juez si dictamina que se cometió un ilícito en la procuración de justicia. Hay que seguir mejorando nuestro sistema de procuración de justicia para que no permita brechas como la que se abrió para dejar escapar a esta lacra. Hay que implementar un enramado de convenios internacionales de extradición que nos permita, con el uso de la ley, traer de vuelta a territorio nacional a ser juzgados a delincuentes como Cassez, sin conjuras ni contradicciones. El sistema judicial ha quedado mal, no por haberla encarcelado, si no por no haberlo hecho de manera profesional y en apego a la ley, lo que motivó su liberación y es un castigo para todos nosotros.
 
Aprovechando esto y el enojo que nos provoca, hay que ver la insolencia del gobierno galo recibiendo como una heroína a esta escoria social. Para que nos sirva de consuelo, ellos se ven peor recibiéndola como heroína que nosotros soltándola; al liberarla hemos hecho una muestra aplastante de apego a la ley, mientras que ellos recibiendo a una secuestradora liberada por un tecnicismo en el Elíseo y con cenas con actores se ven como payasos. Nosotros somos víctimas de un funcionario ineficiente y ellos del ridículo.
 
PS: Corea del Norte amenaza con otro ensayo nuclear, eso ya es hasta de mal gusto

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