El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti (1909-1994) es uno de esos grandes artistas que por medio de sus relatos pudieron profundizar en los deseos más reprimidos y demostrar que el hombre no es dueño ni de sus miedos ni de sus pasiones, sino un simple “empleado”. Por eso su obra ha sido tan celebrada, porque Onetti habla de realidades sobre un mundo que está acostumbrado a la mentira. Y fue uno de sus relatos que me enseñó la estrecha relación del amor y el odio, dos sentimientos que aunque lucen contrarios, están hechos de la misma tela y amarrados a la misma dirección. 

Su cuento “El infierno tan temido” relata la historia de un periodista que recibe cartas de su ex esposa, de la cual se divorció después de que ella lo engañó. Despechada, esta mujer decide vengarse enviándole fotografías en las que sostiene relaciones con otros hombres. Se las hace llegar en su casa, en su oficina, con sus amigos y luego con sus familiares.  Estas cartas son cada vez más recurrentes hasta lograr que el periodista pierda el control. 

Lo más profundo radica en la historia detrás del relato: Onetti cuenta que en las primeras veces que escribió esta historia pudo notar que no cuajaba, algo fallaba en la narración. Desesperado, recurrió a una amiga, quien le dijo que su problema era que estaba escribiendo un cuento de odio, cuando realmente estaba frente a una historia de amor: “Si la mujer no continuara amándolo, ¿por qué le sigue escribiendo cartas y se toma la molestia de fotografiarse de esa manera tan íntima?”. Basado en esta idea Juan Carlos reescribió el cuento, el cual es uno de los más destacados de su obra. 

Pienso un poco: la verdad es que en más de una ocasión he deseado el amor de algunas personas que, creo me odian; pero también el odio de otras que me han amado. Quiero pensar que esto es algo más común de lo que parece. ¡Qué complicados somos los humanos!