Onomatopeyas mayas usadas en el español yucateco (1)

Existen diecisiete onomatopeyas para describir el acto de caminar.

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Las onomatopeyas son vocablos que recrean o imitan el sonido del objeto o la acción nombrada; existen en todas las lenguas y se encuentran incorporadas en el habla cotidiana. Son usadas tanto para describir sonidos como figuras o para enriquecer acciones. Ejemplos típicos son bum, pam, bing, clic, crac, ring. También pueden ser casos para referirse a fenómenos visuales como zigzag. Dicen que el japonés quizá sea la lengua más rica en onomatopeyas. Así, por ejemplo, existen diecisiete onomatopeyas para describir el acto de caminar, que permiten distinguir entre pequeños pasos de bebé, un paso acelerado o un caminar arrastrando los pies.

Aunque existen onomatopeyas en todos los idiomas, por lo general difieren de uno a otro, a veces radicalmente, ya que la mayoría de los sonidos no se pueden articular fonéticamente. Por ejemplo, toc, toc, imitación de los golpes de quien toca una puerta, en inglés sería knock, mientras que en maya es k’op-k’op. 

En Yucatán cuando alguien toca la puerta, la pregunta desde dentro de la casa, es en cierto modo incongruente: –¿Quién? Y la respuesta es –¡Yo! A veces se juega al –¿Quién yo?, porque se desea identificar a la persona que está tocando. –Soy yo, Juana. En maya se preguntaría ¿Máaxi’?, ¿Quién? o ¿Máax taali’?, ¿Quién vino? –Teen, (Yo).

Otros ejemplos de voces onomatopéyicas mayas son: bok’och, sonido que se produce al caminar sobre el suelo arcilloso: “Tus zapatos suenan bok’och, bok’och”. También se dice que el cántaro hace bok’och cuando no está lleno de agua. Je’tsim (estornudo) es el ruido que se hace al estornudar.

La voz nóok’ (roncar) es probable imitación del ruido del estertor respiratorio. Cháak (lluvia, llover) viene del sonido producido por la lluvia al caer sobre las hojas.

La interjección ¡chuuch!, empleada tanto en maya como en español, proviene del maya chu’uch, onomatopeya del ruido que hace un bebé al chupar la teta de su madre. Se usa para denotar admiración, cariño, sorpresa y halago.

¡Ch’e’! es el sonido que se origina al apachurrar un arácnido, crustáceo o insecto, por la rotura del esqueleto formado de una sustancia resistente llamada quitina: “Ni ch’e’ dijo cuando se murió”. El yucateco lo usa para indicar la brevedad de un fenómeno como morir, cuando la muerte sobreviene súbitamente.

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