La OSY: una buena noticia

En el programa de este año me da gusto ver que van a estar incluidos autores que disfruto mucho, como Smetana, Dvorak, Gershwin, Prokofiev...

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En medio de las malas noticias que incluyen gasolinazos, marchas, plantones (para dicha de agitadores a sueldo), nos llega, inserto en la edición dominical de Milenio Novedades, el programa de la temporada enero-junio de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, con conciertos que para quien esto escribe suenan más que atractivos y con un remate que no podía ser mejor: la ópera Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo (1857-1919), uno de cuyos grandes intérpretes fue Luciano Pavarotti (Canio).

Como aficionado a la buena música –de todos los géneros- y admirador de la OSY, no puedo menos que alegrarme de que podamos contar un año más, a pesar de la crisis y los ataques de dentro y afuera a nuestra economía, con esta agrupación que tantas satisfacciones ha dado a los melómanos y que posiciona a Yucatán en el país –igual que otras manifestaciones culturales- entre los que cuentan con una agrupación sinfónica de calidad probada.

No soy de los exquisitos que se solazan en el análisis y el desmenuzamiento de las piezas y sus intérpretes. Yo voy a oír a la OSY para disfrutar y hasta hoy no he sido defraudado, quizá porque mis pretensiones se agotan en esos momentos de deleite que suele darnos la música.

En el programa de este año me da gusto ver que van a estar incluidos autores que disfruto mucho, como Smetana, Dvorak, Gershwin, Prokofiev, Shostakovich, Copland y John Williams. También espero oír de nuevo al maestro Christopher Collins, con Nikolai Dimitrov (viola), interpretando a Mozart en el violín que perteneció a Leopold, el padre de Amadeus. Collins es un exquisito ejecutante de ese difícil instrumento y escucharlo es siempre motivo de emoción. 

Se trata de un programa lleno de matices y atractivos para todos los gustos que sin duda es recomendable. Con el maestro Juan Carlos Lomónaco en la dirección artística, el éxito está asegurado. Su presencia y su experta conducción han llevado a la OSY, una joven orquesta, a sitio de privilegio en el concierto de las sinfónicas mexicanas. 

Un oasis en medio de todas las malas noticias que nos abruman en estos días. Que nos dure muchos años más y que la crisis y las tijeras que siempre se enfilan en primer término contra los bienes de la cultura no nos priven de ella.

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