Otra revolución tecnológica
Pokémon Go, un nuevo juego para teléfonos inteligentes (smartphones) hace su irrupción en el mundo la 'realidad aumentada'.
No niego que una de las cosas que siempre me emocionaron de las películas futuristas que vi de niño y adolescente (a fines de los ochenta y en los 90) fue lo avanzado de la tecnología que presentaban y ahora con la evolución de los teléfonos inteligentes (smartphones) y un nuevo juego para dichos dispositivos (Pokémon Go) hace su irrupción en el mundo la “realidad aumentada”.
Aunque ya desde hace años se hablaba del término (que mucha gente conoce), la realidad aumentada se define como una realidad “enriquecida” por una virtual que se sobrepone y, desde mi punto de vista, representa la nueva revolución tecnológica.
En el caso del juego Pokémon Go, que causa furor entre los niños y adolescentes y del que ya se han emitido diversas notas y alertas (porque puede ocasionar accidentes por distracción, asaltos, choques y hasta que se pierdan personas), funciona a través del teléfono celular y utiliza el GPS y los datos de Google Maps para “ubicar” (con la cámara del teléfono) “pokemones” en el mundo real (que el jugador o jugadores pueden ver en el celular) y cazarlos para coleccionarlos.
Recuerdo que desde hace años Google desarrolló unos lentes de “realidad aumentada” que permiten a los usuarios conocer información en tiempo real de dónde se ubican o lo que deseen conocer del mundo a través de Internet, pero lo cierto es que este juego los deja atrás, porque demostró que no se necesitan las gafas para acceder a esa tecnología, sino simplemente algo que ya millones de personas tienen que es el smartphone.
Es de esperarse que en los próximos meses la “realidad aumentada” se convierta en la realidad favorita del mundo, aburrido de vivir en la simplicidad, aunque por el momento entra en nuestras vidas como entretenimiento.
Por cierto, es mentira que el juego Pokémon Go no esté disponible en América Latina, incluso mi hermanito (de 19 años) lo tiene y lo juega en su celular.