Conforme con lo planeado, el primer minuto del 31 de diciembre pasado, en medio de las prisas por los festejos de Año Nuevo,  la televisión analógica pasó a la historia en casi todo México  y, según el Instituto Federal de Telecomunicaciones, se completó el 92 % de la transición en el país, donde algunas televisoras de los gobiernos locales seguirán transmitiendo hasta modernizar su infraestructura.

Como reportó MILENIO NOVEDADES, en el Estado sorprendió a muchos, incluidos los comerciantes (en su mayoría de municipios), que se quedaron  sin señal y sin productos, principalmente por desconocimiento del plazo, y así, Yucatán entró en espera de decodificadores y antenas (UHF) para recibir las señales digitales en los televisores, los cuales surtirán en los días venideros, si es que no escasean también en el país.

El remedio inmediato para los que no lograron modernizarse con los receptores digitales sólo será la televisión de paga, la que ha venido creciendo en los últimos años como un rentable negocio en México.

Tras el cese de señales, el gobierno prevé que se desechen miles de aparatos electrónicos en Yucatán (se estima que hay más de 470 mil en la entidad) y en respuesta disponen centros de acopio de televisores viejos para prevenir lo que podría significar un desastre ecológico, como estiman asociaciones ambientales como Greenpeace.

Ahora, desde el punto de vista económico, la transición digital está significando gastos para las personas y el gobierno y en cambio habrá que ver qué beneficios podrá ofrecer a largo plazo, además de las imágenes nítidas y el sonido digital.

Por cierto, lo de hoy día ya ni siquiera parece ser la televisión digital sino la televisión inteligente (smart), la cual se puede conectar a internet para consumir contenidos en línea.