Otro cura incontinente

Por lo que se ve, nadie lo ayudó y Goyo tomó la instrucción del prelado como un triste llamado a misa.

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Hace apenas dos miércoles, el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, llamó a que “se serene” Gregorio López Jerónimo, el desaforado cura de Apatzingán cuya lengua suelta parece estar detrás del derrocamiento del presidente municipal de ese ayuntamiento.

Al padre Goyo hubo que oírlo ayer con Ciro Gómez Leyva (Radio Fórmula) para corroborar que sus belicosas arengas nada tienen que ver con el amor cristiano que, se supone, debiera predicar.

Según el comisionado federal, Alfredo Castillo, el conflicto que se vive hoy en ese municipio, desatado con la irrupción, antier, de autodefensas en el palacio municipal, obedece a “un problema personal” entre el defenestrado alcalde, Uriel Chávez, y el incontinente sacerdote.

El 22 de enero, el arzobispo Suárez Inda había conminado a su insubordinado a comportarse “de manera más sensata”, y dijo que “se le ha aconsejado fraternalmente no ser protagonista”.

Con optimismo, sugirió: “Necesitamos ayudarle a que se serene…”.

Por lo que se ve, nadie lo ayudó y Goyo tomó la instrucción del prelado como un triste llamado a misa.

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