No hay manera de permanecer indiferente ante las fotografías de Pablo López Luz. Sus ensayos sobre la naturaleza, Acapulco, la tierra o Hong Kong son potentes estéticamente. Sus composiciones nos llevan a revalorar nuestro paso por la naturaleza: cómo la transformamos y lo minúsculos que resultamos frente a la Tierra.

Pablo es uno de los fotógrafos artistas mexicanos más sólidos del siglo XXI. Yo lo conocí hace casi tres años. No descansa, y tampoco violenta su vocación: hace lo que le place y no lo que le pagan por hacer. Y qué bueno que sea así.

El próximo mayo Pablo viajará a Londres para participar en la ceremonia de premiación del Syngenta Photography Award, luego de ser seleccionado, junto con otros cinco finalistas, entre ocho mil individuos que enviaron sus fotos a ese prestigiado concurso. 

Este año, Syngenta —la prestigiosa empresa de tecnología agrícola— retó a los fotógrafos del mundo con el tema “Rural/Urban”. Pablo eligió concursar con una fotografía que, con una vista aérea, revela el complejo e irregular urbanismo de nuestro país, mostrando miles de casas apelmazadas sobre las colinas de unos cerros y en las cañadas. El juego de luces que logra hace de esta foto una verdadera pieza de arte, y cualquiera podría decir que se trata de las favelas brasileñas o de algún barrio perdido en la sierra de Colombia. 

Me parece brillante que empresas como Syngenta se vinculen a la sociedad con concursos de este tipo. Esta firma vende anualmente 14 mil 200 millones de dólares en tecnología agrícola para producir más alimento a partir de restricciones severas en terrenos de todo el mundo. Según ella es necesario incrementar 70 por ciento la productividad agrícola en los siguientes cuarenta años para satisfacer la demanda futura.

Syngenta dice que su concurso de fotografía está dedicado a “explorar retos globales”. Si gana el primer lugar, Pablo será acreedor a un premio que le permitirá desarrollar más obra durante un par de años.

No creo que los medios masivos de comunicación cubran este concurso con el ahínco, por ejemplo, con el que cubren los Juegos Olímpicos. Deberían. Seguro Pablo quedará en un sitio preponderante con su foto. Ojalá sea el primero.