Padre-hijo-padre
Tolérale la ingratitud, y sus hijos serán ingratos.
Pienso que estamos equivocando la relación familiar, me refiero a PADRES-HIJOS. “DALES TODO PORQUE ESTAS PAGANDO UNA FACTURA”. El hijo recibe todo y luego vienen otros que le pasarán su factura también. Y derrochas amor, en vez de enseñar a amar.
El hijo bien puede ser una persona que viene a dar, y nosotros, distorsionándolo todo, lo convencemos de que viene a recibir, y hasta lo convertimos en cobrador. Enséñale a tu hijo a amarte y respetarte y él será amado y respetado por sus hijos.
Tolérale la ingratitud, y sus hijos serán ingratos. Consiéntelo y tendrás en él a un mal padre, pues si no fue educado no sabrá educar y sufrirá el reclamo de sus hijos por esto.
Si no lo enseñas a agradecer, crecerá confundido, creyendo merecer, pero no sabe qué es lo que merece y cuando lo único que necesita es respeto, amor y educación, ensaya a pedirlo todo, y si lo recibe… pobre hombre.
Si lo enseñas a agradecer, será un buen hombre, buen hijo y buen padre y los hijos seguirán su ejemplo, y eso… es lo que hemos olvidado.
Si el hijo respeta profundamente a sus padres, tendrá una presencia respetable ante sus hijos, mientras asuma dignamente su lugar, y el hijo seguirá este ejemplo.
A diferencia de lo anterior, hoy hay hombres desechados a los 60 años; justamente cuando comienzan a ser sabios, su lenguaje ya no es aceptado.
Vemos que, como nosotros, nuestros hijos seguirán despedazando el planeta y las relaciones humanas. A menos que frenemos esta tendencia cambiando el concepto de la relación familiar de PADRES-HIJOS… A HIJOS-PADRES.