PAN, PRI y PRD ante las reformas
Hay diferencias partidistas y entre Cámaras. Las primeras son naturales y explicables, las segundas resultan de la disputa de competencias.
El balance de las elecciones del domingo pasado dan para todo, no para que los partidos se desentiendan de sus tareas. Lo positivo es que las elecciones se desarrollaron con tranquilidad; lo más preocupante es la baja concurrencia a las urnas. A reserva de algunos aspectos formales de este domingo y, eventualmente, desahogo de controversias por el Tribunal Electoral, ha concluido la guerra electoral de julio. Heridas hay en todos lados, la disposición al acuerdo no debe ser resultado del balance de cada cual en comicios, sino la medida del compromiso de cada partido para transformar al país.
El éxito del periodo extraordinario lo condiciona el trabajo en comisiones. Si es el caso de falta de consenso en esta etapa, no es conveniente dejar que el pleno lo resuelva. De cualquier manera, en septiembre inicia el periodo de sesiones ordinarias. Lo importante es ir desahogando los temas de consenso, reglamentar lo aprobado en la Constitución e ir construyendo las bases para las reformas más trascendentes.
El gobierno y el PRI tienen al mejor operador y negociador legislativo en la coordinación de la Cámara de Diputados. Madero debe jugar fuerte a favor de las reformas para mejorar sus posibilidades de reelegirse en la dirección nacional y sus adversarios han entendido que lo más inteligente es sumarse a la inercia reformadora. En el PRD persiste inteligente pragmatismo y habilidad en la negociación. Beltrones, Madero y Zambrano tienen experiencia y determinación para llevar a buen puerto las reformas. En el PRI y PRD hay disciplina; el PAN está dividido y es, por ahora, el factor mayor de incertidumbre; los pleitos también están entre diputados y Senadores albiazules. Madero ganó la coordinación en el Senado, pero no los votos y, al parecer, tampoco ya los dineros. Baja California habilita a Santiago Creel, factor del resultado.
Fuegos fatuos los escarceos del PAN y PRD para definir postura respecto al Pacto por México el próximo martes. Rudeza innecesaria y chantaje burdo. Las elecciones se resuelven en las urnas, los órganos electorales locales deciden y si hay inconformidad el tema pasa al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. El diálogo es el que resuelve no la amenaza. Lo que ha hecho la diferencia entre el antes y el después ha sido la confianza que se construyó entre las fuerzas políticas y entre la oposición y el gobierno. Hacia allí deben dirigirse los esfuerzos de todos.
El PRD tiene mayores desafíos y dificultades. El PAN requiere del PRD, pero éste necesita mucho más del PAN. Llegar al año 2015 sin alianza lo expone no solo al PRI y PAN, sino a Morena. Una coalición con el PAN le permite, como ocurrió en Baja California, camuflarse sin hacer evidente su fragilidad electoral. Un mal resultado, previsible si ocurre lo de siempre en elecciones intermedias y una buena votación de Morena en el DF y Tabasco abre el camino a la candidatura presidencial de AMLO.
Hay diferencias partidistas y entre Cámaras. Las primeras son naturales y explicables, las segundas resultan de la disputa de competencias. Así, el tema de la deuda de las entidades del país pretende llevarlas el Senado bajo la tesis federalista; sin embargo, la Cámara de Diputados ratifica que es a ésta la que le corresponde en exclusiva la aprobación del Presupuesto y la cuenta pública. El Senador Cordero se ha arrogado la necesidad del control legislativo federal de las cuentas de los Estados; sin embargo, la decisión debe favorecer a la Cámara de Diputados.
Los legisladores no son muy entendidos de sus responsabilidades cuando de por medio están las elecciones. No solo acontece por los comicios, sino en la integración de los órganos electorales. Habrá de recordarse la mora en la que se incurrió en la designación de los últimos consejeros electorales del IFE. Ahora sucede lo mismo con el nombramiento de quien habrá de reemplazar al jurista Sergio García Ramírez. La vacante es en detrimento del PRI, ya que la designación resultó de la negociación entre las fuerzas políticasy que el consejero declinante fue propuesto por el tricolor. De poco han servido las órdenes del Tribunal Electoral. Un buen mensaje sería proceder a la designación en el extraordinario.
Todo es objeto de controversia y la negociación no es fácil. Las dos reformas centrales son la de energía y la fiscal. Las dificultades son significativas pero distintas: en la primera hay que superar mitos y fijaciones, para el éxito de la segunda es convenir que los ciudadanos cumplan sus responsabilidades fiscales; hay algunos pocos que debiendo no pagan mucho y muchos que no pagan.
Después de las elecciones los partidos deberán mostrar la pasta de la que están hechos. Esta nueva legislatura ha dado pasos significativos hacia el cambio. Queda por saber si el impulso reformador se sobrepone a las vicisitudes propias de la competencia por el poder.