PAN y PRD, sin figuras genuinas de peso

PAN y PRD no enviarán a esta batalla electoral a figuras genuinas de peso en los tres distritos electorales, con cabecera en Playa del Carmen, Chetumal y Cancún...

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PAN y PRD no enviarán a esta batalla electoral a figuras genuinas de peso en los tres distritos electorales, con cabecera en Playa del Carmen, Chetumal y Cancún. Resalto lo genuino porque se trata de los partidos con mayor trayectoria desafiante, y que a partir de 2000 le han arrebatado al PRI el triunfo en el distrito de Cancún, hablando de contiendas federales.
La dirigencia estatal perredista ha descuidado por décadas a Chetumal, pese a sus cualidades estratégicas que la colocan como una zona ultra sensible para el PRI, partido que es amo y señor en esta comarca por abandono de plaza, independientemente de la debilidad de sus candidatos.  

Y el PRD tropieza de nuevo con la misma piedra en el segundo distrito, con cabecera en Chetumal. Porque de nuevo desechan de inmediato la opción de lanzar candidatos de la capital del estado, donde se concentra la mayor parte del electorado.

La limitada y retorcida visión cancunense evita un golpe de timón que debe ser precedido por un intenso y permanente trabajo de campo al día siguiente de la derrota, para ir alimentando a figuras propias rumbo a la siguiente guerra. Pero se han resistido a hacerlo.

En el anterior proceso federal el PRD encabezó la alianza y aceptó que el petista Mauricio Morales Beiza fuese el candidato a la diputación federal por el segundo distrito. Y aunque el bacalarense le dio pelea al priista Raymundo King de la Rosa, en realidad fue remolcado por el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien de nuevo triunfó en Quintana Roo.

El PRD carece de figuras chetumaleñas medianamente competitivas, y esta debilidad la acentúa su dirigencia estatal porque se niega a respaldar con determinación a sus candidatos cuando van a la guerra sin fusil, dejando que desfallezcan en el intento. Así del tablero de ajedrez han sido desechados trebejos como Rafael Esquivel Lemus, Roger Peraza Tamayo y Patricio Cervantes Romero, quienes han sido candidatos a la alcaldía capitalina y a la diputación federal.

El PAN anda en las mismas, ya que no ha destacado como generador óptimo de figuras genuinas en los tres distritos, aunque ha sido el primero en derrotar al PRI en distritos locales y federales, ambos de Cancún.

Recordemos que en febrero de 1996 el panista Antonio Rico Lomelí derrotó al priista cetemista  Lino Lara Liceas. Era la primera vez que el PRI    perdía un distrito, estando en su apogeo el gobierno de Mario Villanueva Madrid.

Y en 2000, al inicio del gobierno de Joaquín Hendricks Díaz, el fugaz panista huracanado Juan Ignacio García Zalvidea le arrebató la diputación federal al priista Juan Carrillo Padilla.

Pero el panismo no ha generado figuras propias competitivas. De hecho, su primer triunfo en una alcaldía –la de Cozumel – ocurre en 1999 porque Gustavo Ortega Joaquín renuncia al PRI al haber sido derrotado en el proceso interno por Javier Félix Zetina González. En esa batalla PAN y Convergencia fueron de la mano.

La nueva travesura de Cecilia Loría

Siempre en el lodo del conflicto, la directora general del Conalep, Cecilia Loría Marín, está de nueva cuenta en el centro de un escándalo por la imposición de una costosa cuota “voluntaria” a los alumnos de la institución, quienes han emprendido movilizaciones exigiendo que se les permita decidir si realizan o no dicha aportación sin que se les condicione la reinscripción.

Porque contra lo que marca la ley, la funcionaria ordenó que la aportación voluntaria –a decir de los padres de familia y alumnos del Conalep es de mil 50 pesos– se añadiera automáticamente a la ficha de pago bancaria que tienen que presentar en el plantel para que les validen la reinscripción. 

Vale destacar que un considerable porcentaje del alumnado del Conalep proviene de sectores sociales de escaso poder adquisitivo, por lo que el alto costo de las reinscripciones y las cuotas dificultan la posibilidad de muchos de seguir estudiando.

Esta inmoral estrategia de Cecilia Loría fue rechazada desde el principio y decenas de estudiantes, así como padres de familia, se organizaron en demanda de que las cuotas voluntarias sean estrictamente eso: voluntarias, y que sólo las pagaran quienes quisieran y tuvieran los recursos para hacerlo.

Ante la cerrazón de la directora general que mantiene su política de oídos sordos, las manifestaciones subieron de tono y unos 80 estudiantes marcharon el pasado jueves por la Avenida Insurgentes de esta capital, terminando su protesta –como se está haciendo costumbre– frente a Casa de Gobierno.

Cabe señalar que en “respaldo” de los jóvenes también participó en la marcha la “Coordinadora Nacional de Padres de Familia”, agrupación dirigida por Yuridia López Rodas en Chetumal, y que se ha convertido en ajonjolí de todas las protestas y manifestaciones de cualquier índole.

Como sea, el reclamo de los alumnos del Conalep es totalmente válido y compromete seriamente a Cecilia Loría Marín, quien llegó por segunda vez a la dirección de ese Colegio luego de que su antecesor, Andrés Ruiz Morcillo, renunciara al cargo por haberse sacado a si mismo la tarjeta roja.

En su anterior gestión como directora del Conalep en el estado –entre los años 2011 y 2013– no estuvo exenta de problemas, ya que su talante autoritario provocó un clima de terror laboral entre los empleados de la institución, además de que muchos fueron despedidos para después volverlos a contratar por periodos menores a seis meses con el fin de que no generaran antigüedad, afectando sus percepciones. 

Apenas unos meses atrás, poco antes de que retomara las riendas del Conalep, se dio a conocer que existía una querella en su contra levantada por la directora del Instituto Tecnológico de Chetumal (ITCH) por el presunto despojo de un terreno en Mahahual.

Para colmo, tiene abierto el expediente que revelara Andrés Ruiz Morcillo con una lista de aviadores protegidos por el sindicato del Conalep, cloaca que la polémica funcionaria ha ocultado bajo el tapete.

Elina Coral Castilla (Rectora de la UQROO) no está sola en materia de escándalos injustificables.  

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