Para acabar con la Bestia

¿Y si legalizamos a migrantes salvadoreños, hondureños, guatemaltecos? Tal vez no tendríamos que “rescatarlos” de nadie.

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Leí ayer en la tarde la siguiente nota: “Rescatan a 81 migrantes en Reynosa. Gracias a una denuncia telefónica, elementos de las fuerzas federales y estatales localizaron a las personas que se encontraban privadas de su libertad desde hace varios días. Los responsables huyeron”. Había 39 hondureños, 38 guatemaltecos, tres salvadoreños y un mexicano.

Debe ser la quinta o sexta nota similar que leo en las últimas dos semanas, por lo que se van acumulando decenas y decenas de migrantes que van de regreso a su casa después de la horrible experiencia que es pasar por territorio mexicano hacia Estados Unidos. 

Estas cosas son así: como cuando hace algunos años empezamos a encontrar decapitados, o colgados, o ataques a casas de adicción… Se dan como epidemias. Y como no hay solución estructural al asunto, pues los “rescates” están condenados a repetirse indefinidamente. 

Es igual que lo que sucede con La Bestia, el tren de carga al que se suben los migrantes centroamericanos para cruzar nuestro sureste en condiciones paupérrimas. 

Hemos leído decenas de crónicas, visto docenas de fotorreportajes, libros, estudios, documentales, ensayos. No hay corresponsal extranjero, periodista comprometido, que no se “pruebe” con una crónica de La Bestia.

Y ahí sigue el tren en su misma condición de pesadilla para los migrantes que lo utilizan.
Es, la verdad, un poco alucinante. Es como si fuera inevitable, cosa inamovible. Y no lo es. 

Como tampoco es inamovible que los migrantes tengan que entregarse a los delincuentes para que los trafiquen y, como paso necesario, los retengan por días en ciudades fronterizas mientras extorsionan a sus familiares con la amenaza de matarlos. 

Si así sucede es porque alguien, o algo, en este caso las normas, acciones y omisiones del Estado mexicano, ha creado el mercado, las condiciones necesarias.
Para, entre otras cosas, acabar con la violencia que su ilegalidad ha provocado hay muchos entusiasmados con legalizar la mariguana.

¿Y si legalizamos a migrantes salvadoreños, hondureños, guatemaltecos? Tal vez no tendríamos que “rescatarlos” de nadie ni tendrían que subirse a La Bestia. 

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