Paralelismos de una mujer emprendedora

Hace unos días recibí la llamada de una mujer que me dejó sorprendida, de esas tardes en que estás a la velocidad de la luz...

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Hace unos días recibí la llamada de una mujer que me dejó sorprendida, de esas tardes en que estás a la velocidad de la luz, terminando tus pendientes porque pareciera que no te alcanza el tiempo o no es suficiente y lo último que quieres es que te pasen algo más, pues no ves el momento de avanzar. Sin embargo son de las cosas que no me dejan más que experiencias, pues bien dicen que no hay que oír sino escuchar.

Al contestar muy amablemente, me empezó a platicar que estaba en junto con otros grupos de pequeños empresarios organizando una feria para dar a conocer los productos que todos ofrecían a la población, y que por algunas circunstancias estos dos últimos años no habían sido los mejores para sus economías, y no les quedó más remedio que redoblar esfuerzos y tocar puertas. Ahí, su voz se notó nostálgica, con ganas de que alguien la escuchara y que al menos pudiera apoyarla con lo que estuviera en sus manos.

En ese momento inició mi oficio: una entrevista de no sé cuanto tiempo, pero que me parecía una historia de la cual, a pesar de no conocernos físicamente, podía entenderla vía telefónica, y lo que parecía un evento de agenda se convirtió en el interés por investigar ¿a qué se enfrentan los pequeños y medianos negocios en Cancún? ¿A qué se enfrentan las mujeres empresarias?

Mi primera pregunta la dejó pensando por unos segundos, y me aseguró que se enfrentan a todo y a nada. Que más que luchar para sobrevivir en una ciudad que está llena de tiendas de conveniencia, gasolineras, y temporadas turísticas, textualmente me afirmó que entre sus preocupaciones está la burocracia con la que se hace todo para un trámite y la corrupción para gestionar cualquier cosa.

Ante esto algunas optan por bajar algún recurso de la Federación, que las ayude en el pago de sus empleados y costos fijos, básicamente en el sostenimiento del primer año d su empresa, y eso sí pide un apoyo porque en realidad cada uno de ellas, con sus propios recursos, ahorros o la venta de algo personal, contribuye al financiamiento de su esperanza económica. En pocas palabras, una mujer emprendedora tiene todo un mar de desafíos, desde el género, que a pesar de encontrarse en el siglo XXI, hay sus limitaciones sociales, hasta el recurso que podría ser el parteaguas para emprender un negocio.

En esta colaboración quiero particularmente hacer énfasis en lo siguiente: ¿qué debe tomar en cuenta una mujer emprendedora? Navegando en la red me encontré una oferta de libros en línea muy interesantes, que hablan sobre este tema, y páginas dedicadas a darte tips para empezar un reto, y obtuve estos puntos que me parecen son una guía básica que le darán dirección a algo que quiera proyectarse.

Primeramente se debe buscar asesoría jurídica, pues son tantos papeles, gestiones, firmas y convenios, que una de las prioridades es informarse en cómo proceder legalmente en las diferentes circunstancias para abrir un negocio. Creo que de esta forma te puedes evitar comprometerte a cosas que pueden traerte malos ratos en caso de vincularte con algún problema a futuro, y es mejor llevar todo en orden.

Como segunda idea aseguraría que hoy en día es necesario incluir un esquema de redes sociales y todo el marketing en línea posible, pues internet ya es una herramienta de trabajo que con menor presupuesto se podrá llegar a otros segmentos y ofrecer todo lo que vendas. Es indispensable tomar en cuenta que la sociedad está interconectada y es una ventaja competitiva la disponibilidad en línea.

Como tercera sugerencia, participar en cursos o talleres que brinda la Secretaría de Economía, asociaciones de mujeres empresarias, universidades o escuelas pueden ser de mucha utilidad para aterrizar los planes de negocio con que darás vida a tu sueño.

La cuarta idea es buscar los espacios como ferias y exhibiciones dedicadas a contactar clientes potenciales. Por ello me maravilla la idea de que varios se unan para que se genere el comercio. También es muy interesante trabajar en convenios de cosas que sean de tu interés, pues si te especializas en vender algo, puedes también tener diversidad y que no te cueste en un comienzo el acceso, ya que la inversión inicial puede estar muy limitada y un buen arreglo con otros que vendan lo mismo que tú haces fortalece los productos.

De acuerdo con un estudio del centro de investigación de la mujer en la alta dirección, las mujeres pertenecientes a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, perciben 16 por ciento menos en su salario que los hombres. También en este estudio se detectó que de cada cinco pequeñas o medianas empresas que se abren, por lo menos tres son lideradas por mujeres, y quizá el dato que más me llamó la atención es que un 37 por ciento del Producto Interno Bruto de México es aportado por mujeres empresarias.

Según estos datos, las mujeres estamos en un sector de emprendedurismo creciente, con miras a fortalecernos cada día en muchos ámbitos y de generar espacios nuevos para ser más que productivas. Ante esto, el panorama se vuelve un reto ambicioso, en el que hay

que trabajar muy duro para seguir adelante. Lo principal es que no dejemos de motivarnos en iniciar cosas nuevas, aprender de los errores y continuar en la capacitación constante pero sobre todo, sentirnos siempre mujeres emprendedoras.

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