¿Pavimentar, adoquinar o petrolizar?

El verbo pavimentar proviene del latín pavimentum (suelo o superficie artificial) y es “revestir el suelo con ladrillos, losas u otro material”.

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A principios del siglo XX, se invirtieron millones de pesos, provenientes de la exitosa industria henequenera, en mejorar la imagen urbana de Mérida. Se importó maquinaria de Nueva York e Italia para pavimentar sus calles con ladrillo vitrificado y de asfalto, se hicieron aceras o escarpas de cemento, pozos absorbentes en el cruce de las calles, se colocaron alcantarillas y se pusieron asfalto de concreto y adoquines en la zona centro. 

El verbo pavimentar proviene del latín pavimentum (suelo o superficie artificial) y es “revestir el suelo con ladrillos, losas u otro material”. Como sinónimo se suele usar asfaltar, es decir mezclar chapopote con polvo de piedra o gravilla para revestir calles o carreteras. El yucateco emplea, además, el verbo petrolizar, que no reconoce el Diccionario de la Real Academia Española y en cuyo lugar aparece petrolear: “Pulverizar o bañar con petróleo algo” y que aquí nadie usa. 

Para asfaltar las calles de la ciudad de Mérida en ese entonces trajeron una locomotora aplanadora de grandes ruedas que funcionaba a base de leña y agua que se conoció como la Rafaelita. Unos dicen que por ser un ingeniero llamado Rafael Quintero quien la usó por vez primera en Yucatán. Pero la versión más aceptada es aquella que dice que su nombre se debe a que la máquina  trabajaba como las locomotoras de los ferrocarriles conocidas como Rafaelas.

Las calles del centro se pavimentaban con adoquines importados (piedras labradas en forma de prisma rectangular para empedrados), similares a los tabiques de barro recocido, con dureza de porcelana. Por ello, adoquín se usó, y se usa aún, como sinónimo de “pavimento”, debido a que en el pasado había calles adoquinadas y calles sin protección alguna.

Cuando empezó a hacerse lo mismo con otros tipos de pavimento, por costumbre, se siguió empleando adoquinar por “pavimentar”. De ahí las antiguas expresiones en Mérida: “Vivir en adoquín” que era el equivalente a “vivir en el centro de la ciudad” y “vivir fuera de adoquín” equivalente a ser gente de barrio, marginada.

En los pueblos yucatecos simplemente se usa “calle mala” por calle en mal estado, sin adoquinar o pavimentar, llena de baches o charcos. Por el contrario se usa “calle adoquinada”, por calle buena, petrolizada.

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