Peña Nieto y el chavo que hace su tarea
Ha pasado un año de gobierno y el presidente Peña y su equipo ha mostrado la disciplina, enfoque y habilidad del chavo que siempre aprueba.
En mayo de 2012, como parte de un trabajo para la revista Letras Libres, tuve una extensa conversación con el entonces candidato Enrique Peña Nieto. A lo largo de la conversación insistió en que tenía muy claro lo que quería hacer y que entendía que había una generación: “la tuya”, me decía señalándome con el dedo índice, que tenían malos recuerdos del PRI y “no pueden creerme que lo que estamos haciendo y proponiendo es otra cosa.
Lo entiendo. Ya hablaremos cuando cumpla un año mi gobierno”.
Hacia el final de la entrevista, cuando le pedí que me explicara a qué se refería con que su única ideología era el pragmatismo, construyó esta imagen:
“Imagina un salón de clases: el PAN es el chavo que llega muy peinadito, con su manzana para el maestro, se sienta hasta adelante, toma apuntes, pero algo pasa a la mera hora que reprueba el examen. El PRD es el chavo desaliñado, que se sienta hasta atrás, avienta papeles, no le importa mucho reprobar porque allá atrás está en su zona de confort.
—¿Y el PRI? —pregunté.
—El PRI es el chavo que se sienta a la mitad del salón, normalón, bien vestido. Se acomoda para oír al maestro y poder copiar en caso de que sea necesario. Pone atención, se lleva bien con todos, y eso sí... siempre hace la tarea. Siempre. Y, sea como sea, se las arregla para siempre aprobar. Yo soy el que hace la tarea.
Ha pasado un año de gobierno y el presidente Peña y su equipo ha mostrado la disciplina, enfoque y habilidad del chavo que siempre aprueba. Solo en la última semana ha terminado con dos hitos de nuestro pasado: la no reelección y la exclusividad del Estado en la explotación de los hidrocarburos.
A eso hay que aumentar la hacendaria, la financiera, la educativa, la de telecomunicaciones. Todo esto en medio de un complicadísimo año económico.
Termina el año un poco como me lo contó hace 19 meses: con el PRD detrás de él, en su espacio de confort, aventando papelitos a los compañeros. El PAN, peinadito y aplicado, querrá celebrar como suyo un triunfo que ellos nunca lograron.
Beneficiado por un poco de fortuna, un mucho de obsesión y chamba, siempre subestimado por sus adversarios, Peña Nieto ha hecho su tarea, se las ha arreglado para pasar, y bien, el año.