Esta semana una bella dama me susurró al oído: tómame ahora, porque, si no, cuando me desees, ya no estaré disponible. Ella se llama “la oportunidad”.

No puedo hablar de oportunidades y éxito si no se consigue primero dejar en claro qué es el tiempo.

Es el peor pretexto del mundo, el más común y el más cobarde; porque el que no aprovecha su tiempo no fructifica las oportunidades. Me atrevo a afirmar que el tiempo en sí no existe, es una idea que entorpece nuestros sueños.

El pasado no existe, ya se fue, ya pasó, no volverá; podemos observar el pasado y aprender de él, pero no vivirlo porque ya no existe;  continuar “viviéndolo” podría llevarnos a la depresión.

El futuro tampoco existe, ya que aún no ha ocurrido, por lo tanto no podemos estar esperando que algo suceda; “vivir” en un futuro, en lo incierto, nos puede causar ansiedad, sin embargo sí podemos planearlo, soñarlo y trabajarlo.

Ahora te pregunto: ¿Existe el presente? ¡Claro que no! Eso que llamamos presente es tan rápido que cuando está ocurriendo ya es pasado y ha dejado de existir. Entonces, ¿si no existe el pasado, ni el presente, ni el futuro, qué hay? Existen los instantes, los cuales debemos aprovechar para así poder alcanzar nuestros sueños y con ellos ser exitosos.

Eres el único que puede escribir tu destino y depende qué tan lejos quieras llegar y qué tanto te esfuerces en cumplirlo. Recuerda que nuestros actos trascienden, lo que se realiza en un instante siempre tendrá una repercusión en el mañana. 

No tengas miedo de aventarte en la toma de decisiones, no temas soñar y luchar por esa ilusión; a veces el sueño más loco es el mejor, pero la locura es el show planeado para el próximo domingo.