¿Periodismo o difamación?

El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios

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Por la calle cada cierto tiempo, las cosas lucen asustadas, pestíferas y nauseabundas: casi en cada semáforo una mirada de odio; casi en cada pared, un insulto o un grito de guerra; casi en cada transeúnte, un gesto de desconfianza o de agresión. Los “ Jinetes del Apocalipsis de ciertos medios de comunicación”, algunos de ellos están creando esta desconfianza, que está cubriendo al periodismo bajo un manto negro pervertido de odios, difamación y maldad, bajo el pretexto de erradicar la corrupción y dizque defender la libertad de expresión, bufones de pacotilla diría pero claro que sí, hay que perseguir la corrupción y a la libertad de expresión hay que defenderla hasta con la vida, pero no para hacerle el juego a las bajas pasiones del billete con que se venden algunos columnistas periodistas ó realmente para entrar en el juego sucio de manchar y difamar en vísperas de la sucesión, en lugar de dejar que la “justicia haga justicia”, eso es lo que debería cautelar el periodismo y nos ser parte de un circo enano y pervertido al que obviamente se sumarán algunos fariseos que necesitan el escándalo sobado y pervertido.

Lo que no deben de olvidar los dizque, columnistas o periodistas de investigación es que un periódico es el resultado de un esfuerzo sincronizado de gestión editorial y empresarial, con credibilidad, veracidad, confianza, fiabilidad, responsabilidad; una convergencia de propósitos y un laboratorio de ideas y de sintonías, donde la ética, la moral y la decencia son la columna vertebral de un diario.

Hay que rechazar con desprecio a algunos columnistas que por vender caminan al borde de la difamación o utilizan títulos de columna que no se conducen con la realidad y menos con sus propios textos, donde se utiliza al prójimo para ser vituperado, injuriado, difamado, calumniado, prostituido, vendido, matado con la palabra, hasta maltratarlo en su íntima condición de ser humano.

Y bueno ¿preguntamos a nuestros colegas periodistas, que pasó que sus aparatosos y sucios títulos de columna, no se conducen con sus propios textos o elocuciones no entendibles?, capaz han perdido la objetividad, la ética y la moral que debe de tener un periodista de verdades o hay extrañísimos intereses para no señalar cuáles son los supuestos delitos y lo único que hacen es dibujar insinuaciones pervertidas producto de sus miserables mentiras y chismes, para causar escándalo en el lector que a veces lee, ve o escucha sin analizar…

¿Dónde está la investigación periodística que sugiera o afirme el derrotero de un hecho ilícito? ¿Porque ese es el tema de la investigación periodística, verdad? Pues no existe. Entonces, ¿de qué periodismo de opinión estamos hablando? de periodistas o difamadores o contadores de chismes es cuánto.

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