Hoy, les invito a acercarnos a los personajes literarios, muy particularmente a un personaje infantil, llamado Celia.

Hubo una vez -en 1928-, en un lugar similar a todos -en una ciudad con el nombre de Madrid-, cuando se vivían tiempos de profundos y diversos cambios, una niña que se llamaba Celia; apareció en las páginas de algunas revistas de literatura infantil, como Blanco y Negro y Gente Menuda; y los niños lectores de aquellas páginas se entusiasmaron tanto con las aventuras de Celia, que hicieron que su madre literaria, Elena Fortún, escribiera un cuento completo, que se llamó Celia, lo que dice, y que se publicó en 1929; y desde esa fecha, hasta los años cincuenta, fueron publicándose los cuentos que narraban las aventuras de Celia. Y colorín colorado el cuento no se ha acabado…

Elena Fortún fue el seudónimo literario de una escritora española, nacida en 1886 y fallecida en 1952; autora de literatura infantil y juvenil, quien dedicó su vida profesional a las revistas infantiles.

En el año de 1993 se estrenó la serie de televisión infantil Celia, basada en algunos de los cuentos de Elena Fortún; la escritora Carmen Martín Gaite y el guionista Luis Borau realizaron la adaptación de los cuentos a su formato televisivo. 

Para dicha serie se utilizaron las ilustraciones originales de los cuentos, de la autoría de  Francisco Molina Gallent. Hoy en día los capítulos de la serie de televisión se encuentran en la web de Radio Televisión Española.

El personaje infantil del que hoy hablamos combina la candidez y la fantasía, junto con la ironía y el cuestionamiento; logrando la armonía entre el aprendizaje y la rebeldía. Celia descubre, y nos descubre a nosotros también, todo aquello que sus traviesos ojos observan, todo aquello que su imaginativo pensamiento formula. Los personajes infantiles tienen mucho que decir…incluso… a los adultos.