Este año México será sede de la reunión internacional de la conferencia de las partes llamada COP 13, en donde el tema base es la biodiversidad que incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie y la variedad de ecosistemas. Recordemos que la diversidad de la fauna y la flora es esencial para la supervivencia humana. Por biodiversidad entendemos la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos y los ecosistemas donde habitan.

El ser humano, al igual que el resto de los seres vivientes, es parte de este sistema y también depende de él. Debido a las actividades del hombre hoy día la biodiversidad se ve amenazada por un sinfín de situaciones cuyo daño, si no son remediadas a tiempo, será irreversible.

La afectación a la diversidad biológica no sólo nos provoca daños físicos. También nos afecta culturalmente, ya que nuestra identidad cultural está profundamente arraigada en el entorno biológico. Las plantas y los animales son los símbolos de nuestro mundo, y están plasmados en banderas, esculturas y otras imágenes que nos definen como individuos y como sociedades. 

Si bien la pérdida de especies siempre ha ocurrido como un fenómeno natural, las actividades del hombre han acelerado este proceso, lo cual puede traer graves consecuencias. La forma más visible de este daño ecológico es la casi extinción de animales como los pandas, los tigres, los elefantes y las ballenas, debida a la destrucción de su hábitat y a la cacería o captura excesiva.

Sin embargo, otras especies menos llamativas pero igual de importantes también se encuentran en peligro: una amplia gama de insectos que ayudan a la polinización de las plantas. Otro factor que influye directamente en la extinción de animales y plantas es el enfoque de la agricultura comercial, que se centra en relativamente pocas variedades de cultivos. Si bien la pérdida de especies llama la atención, la amenaza más grave a la diversidad biológica es la fragmentación, degradación y pérdida de bosques, humedales, arrecifes de coral y otros ecosistemas.

Todas estas cuestiones son agudizadas por los cambios atmosféricos y climáticos que afectan los hábitats y los seres vivos. La pérdida de la diversidad biológica con frecuencia reduce la productividad de los ecosistemas y disminuye la posibilidad de obtener beneficios de la naturaleza. Ello desestabiliza los ecosistemas y debilita su capacidad para hacer frente a los desastres naturales.