Se ha divulgado recién una encuesta del Observatorio de la Gobernanza para la Cooperación y el Desarrollo, A.C., aplicada a 3 mil habitantes de Benito Juárez entre octubre y noviembre de 2015, en torno a los espacios públicos. Además del sondeo, la asociación analizó las condiciones de las áreas comunes.

Los resultados no favorecieron a las autoridades obligadas a ofrecer lugares para la recreación y el esparcimiento, aunque gatilló la reorientación de recursos, la asignación de prioridades y la incorporación de propuestas ciudadanas a los planes de gobierno. Por ese entonces, los de la administración 2013-2016 focalizaron sus esfuerzos en responder a estas demandas, pero no tuvieron tiempo.

Con base en estos números (y otros asociados), la administración 2016-2018 ha priorizado el rescate de espacios y responde a las exigencias en sintonía con otras, como la consulta ciudadana realizada semanas atrás, en la que, tanto la práctica deportiva como el entretenimiento, están entre las actividades más requeridas< y, por tanto, entre las más desarrolladas.

De acuerdo con el estudio referido, entre las que atraen mayor interés están: los recorridos para conocer el manglar y la laguna Nichupté; las acciones dirigidas a la niñez; la proyección de películas al aire libre; los talleres de reciclaje/conservación del medio ambiente; los torneos deportivos, así como la danza, la yoga o el ciclismo.

Todo ello –piden habitantes– debe ser realizado en espacios que permitan el contacto con el agua y la convivencia familiar, por lo que teatros o áreas deportivas de usos múltiples, con internet gratuito, son ideales. El fin es claro: mejorar la salud emocional y física de niñas y niños; mejorar la salud física de las personas adultas; promover la conciencia ciudadana; fomentar la unión familiar, y propiciar el crecimiento personal.

Durante décadas las cosas se hicieron a medias por falta de recursos o escasa voluntad, por lo que sobran las deficiencias en esos ámbitos. Quizá estos tres porcentajes evidencien la tarea pendiente: los espacios culturales representan apenas el 4 por ciento; los recreativos, el 41 por ciento, y los deportivos, el 55 por ciento del total. 

Los reclamos, por lo mismo, parecen multiplicarse: el modelo de prototipos de vivienda no ha considerado los espacios públicos; es enorme el rezago en el mobiliario urbano relacionado con el deporte, la cultura, la recreación o la movilidad, y tanto los sitios abiertos como las áreas verdes son inseguras, por lo cual se aprovechan poco y la calificación de las condiciones físicas es baja.

Al revisar los compromisos de campaña del hoy presidente Remberto Estrada, las primeras acciones del gobierno y algunos ejes del boceto del plan de desarrollo, parecen decididos a luchar contra las carencias invirtiendo mejor, diversificar la oferta de actividades, recuperar y mantener los espacios, así como consolidar el involucramiento de los ciudadanos, lo que es un acierto mayor.

Los ejemplos de estas respuestas favorables son, por ejemplo, el embellecimiento de 5.5 millones de metros cuadrados de áreas públicas a través de “Brigadas Verdes para una Ciudad más Limpia”, los más de 62 mil metros cuadrados de faenas en avenidas estratégicas o los más de 300 Comités Policiales Vecinales para fortalecer las estrategias de seguridad. En los avances podrían incluirse las manifestaciones artísticas o los programas deportivos con enfoque turístico.

Lo destacable es que el discurso y los hechos coinciden con las expresiones ciudadanas; por lo tanto, son indicios de que la situación empieza a mejorar en beneficio de la sociedad.

Desorbitado

El tema del transporte es uno de los reclamos más recurrentes en este tipo de sondeos: unidades de mala calidad, falta de rutas, traslados inseguros, entre otros. Aun así, los concesionarios pretendieron aumentar el precio, pero la autoridad municipal no autorizó debido a las condiciones antes descritas. El clamor ciudadano hoy pesa más.