Planeta Vivo

Hace unos días, y como lo hace cada dos años, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) publicó uno de los reportes más interesantes...

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Hace unos días, y como lo hace cada dos años, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) publicó uno de los reportes más interesantes y esperados en materia del estado de salud del mundo: el Informe Planeta Vivo.

Dicho informe, realizado en conjunto por WWF, el Global Footprint Network, WaterFootprint Network y la Zoological Society of London (ZSL) documenta el estado cambiante de la biodiversidad, los ecosistemas y la demanda de recursos naturales de la humanidad, y el impacto que esto tiene en el planeta Tierra.

Los resultados del informe son poco alentadores: de 1970 a la fecha, las especies terrestres han disminuido 39%; las especies de agua dulce, 79%, y las especies marinas, 39%, debido a la presión que el ser humano ejerce para satisfacer las necesidades de más de siete mil millones de personas que habitamos en la tierra.

El informe también presenta un indicador muy relevante: la huella ecológica, que mide la cantidad de bienes y servicios ecológicos que requiere la humanidad para subsistir; con base en este informe, WWF advierte que al día de hoy estamos utilizando 1.5 planetas para cubrir nuestras necesidades, es decir, no estamos dando tiempo a los ecosistemas de regenerarse debido a la velocidad con la que consumimos y emitimos residuos, gases efecto invernadero y otros componentes dañinos para la salud de los ecosistemas. Cada uno de los habitantes del planeta, necesitamos 2.7 ha. de recursos para subsistir anualmente, mientras que la biocapacidad per cápita (es decir, la cantidad de recursos disponibles que tiene el planeta para cada uno de nosotros) es de sólo 1.7 ha.

Los cinco países con una huella ecológica per cápita más alta son: Qatar, con 11.64; Kwait, con 9.68; Emiratos Árabes Unidos, con 8.40; Dinamarca, con 8.22 y Estados Unidos con 7.17. México, a pesar de no aparecer en los primeros lugares, tiene también una huella ecológica alta, de 3.27 ha, casi dos veces mayor de lo que a nivel global tenemos disponible para vivir y aún por arriba del promedio mundial.

¿Es posible revertir este daño al ecosistema? En muchos de los casos sí, pero es necesario tomar acciones a tres niveles diferentes: el primero, el de la política internacional, buscando el compromiso global de los países por disminuir su huella ecológica y de carbono, con medidas claras y metas ambiciosas, mediante la firma de acuerdos internacionales; el segundo, el del comercio y el sector privado, haciendo que las empresas se comprometan a tener prácticas sustentables y generar una economía basada en el consumo inteligente de recursos; el tercero, que para mí es el más importante, el de los individuos, para quienes es urgente cambiar sus hábitos y repensar el modo en el que vivimos, consumimos y cuidamos de nuestros ecosistemas.

Si hoy somos siete mil 200 millones de personas, y se estima que para 2050 seremos nueve mil 600 millones de habitantes, los cambios que hagamos personalmente, aunque sean pocos, sin duda redundarán en menores impactos en nuestros ecosistemas y ayudarán a revertir esta tendencia de deterioro que seguimos observando en nuestro planeta.

Al final, como dice al cierre del Informe Planeta Vivo: “sabemos donde queremos estar, sabemos cómo llegar ahí, es tiempo de ponernos en marcha”.

Los invito a leer el informe completo, y a hacer una verdadera reflexión de lo que hacemos como individuos, lo que hacemos en las empresas u organizaciones en las que laboramos, y lo que exigimos a nuestros gobiernos para que nuestra huella pase de ser negativa a positiva.

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