Un poco de luz, al fin

Al INE y sus hijitos estatales no les queda más que aplicar el mandato legislativo y el resultado está la vista.

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Al fin algo de luz se asoma detrás de las rejas en que los legisladores, pensando más en sus intereses que en los ciudadanos, se encerraron a sí mismos y a sus partidos al decretar una ley electoral draconiana e inquisitorial. Con sólo un ápice de sentido común cualquiera puede darse cuenta de que hoy más que nunca las llamadas campañas –plazo en que los partidos y sus candidatos acuden a pedir el voto del ciudadano- están aherrojadas y por ello se miran mustias, acartonadas, sin fuerza y menos pasión.

Como cada grupo político en el Congreso de la Unión trató, en vez de poner cauce ancho a las manifestaciones ideológicas, de someter al de enfrente a restricciones –y en el camino arrastraron a los opinadores profesionales y a los medios de difusión que deben andar con pies de plomo para no incurrir en faltas-, lo que tenemos hoy día es una maraña que aprisiona la libre manifestación de las ideas. Al INE y sus hijitos estatales no les queda más que aplicar el mandato legislativo y el resultado está la vista.

Por ello es motivo de gusto –aunque sólo sea un pasito- constatar que el más alto órgano jurisdiccional  en la materia: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dio la razón a su hijito yucateco y declaró que las campañas no son motivo de parálisis de las autoridades que pueden y deben seguir ejerciendo la tarea para la que fueron electas, en este caso el Gobierno del Estado,  al que, por un mal cálculo político, uno de esos nuevos entes que sólo sirven para chupar dinero: el llamado Encuentro Social, demandó para exigir que cese en su trabajo como promotor de desarrollo y bienestar de Yucatán mientras duren las campañas.

Ojalá que este pasito lleve a otros y se quiten los candados y las rejas para que el proceso político transcurra con pasión, energía y garra y se permita a los entes interesados luchar por los votos. Queremos cauce para la libertad, no campo ancho para el libertinaje, conste.

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