Pocos retornos han sido exitosos
Nos enteramos del posible retorno a los encordados del “Loquito” Kantún, ahora, con 27 años de edad, comentó en Facebook que está entrenando como novato para un retorno exitoso.
Son pocos los pugilistas que luego de un retiro regresan a los encordados para triunfar.
Hemos comentado infinidad de ocasiones que el boxeo yucateco carece de un ídolo que regrese a los aficionados a las arenas y creemos que pasarán unos años más para que surja otro que atraiga multitudes como lo hiciera en su momento Roger “Yoyo” Arévalo González.
José “Barretas” Pinzón y Juan “Loquito” Kantún comenzaron con el pie derecho en el boxeo profesional porque al presentarse en algún escenario yucateco eran taquilla segura.
Desafortunadamente, ambos tomaron caminos diferentes al quedar en el anonimato.
“Barretas” Pinzón con Josué “Banano” Escalante quieren recuperar el prestigio del pugilismo yucateco. Asimismo, alejar del alcohol y las drogas a jóvenes tanto varones como mujeres, invitándolos a que entrenen boxeo en las zonas marginadas de Mérida, pero las autoridades municipales se hacen de la vista gorda y en el IDEY tienen un coordinador “bueno para nada”.
En cuanto a lo profesional, nos enteramos del posible retorno a los encordados del “Loquito” Kantún. Ahora, con 27 años de edad, comentó en Facebook que está entrenando como novato para un retorno exitoso. Indiscutiblemente que Juanito era un púgil carismático y muy querido por los aficionados. Su última pelea fue en 2014, ya que su debut lo realizó el 11 de mayo de 2005, y si regresa con ganas de hacer bien las cosas, no para ser escalón de nadie o para ganarse unos pesos como algunos yucatecos que son llevados al extranjero como carne de cañón, entonces le auguramos éxito.
Kantún fue elogiado en su momento por personalidades del pugilismo nacional como el comentarista argentino Eduardo Oreste Lamazón y el Dr. Alfonso Morales Vidiella, pero quizá le entró la autosuficiencia, pensando que con su solo nombre ganaría sus peleas, pero del pecado le llegó la penitencia y hoy debe haber asimilado los errores del ayer para vivir un presente victorioso y sobrio.