En México, país acostumbrado a vivir una doble vida, siempre queremos funcionarios públicos honestos, pero también queremos que nuestros trámites y demás gestiones en la administración pública se agilicen con “aportaciones voluntarias” a aquéllos. 

Escuchamos a los gobernantes decir que se está fomentando la inversión extranjera, que se está platicando con gobiernos de otros países para incentivar a los empresarios extranjeros a invertir en México; lo que no les dicen en esas pláticas es la corrupción con la que se van a topar y sobre todo con funcionarios en puestos de confianza que le dan una mala cara al país.

Por ejemplo, funcionarios coludidos con “grandes” empresas y en las nóminas de éstas para que al momento de encontrar en la aduana mercancías de riesgo para sus productos hacerle la vida de cuadritos al inversor extranjero y de manera ilegal para impedir la libre circulación de su producto en México. ¿Alguna vez te ha sucedido algo similar?

Empresas que utilizan como medio de publicidad que son socialmente responsables, negocios con manuales y políticas de ética en la empresa intachable, pero no deja de ser una pantalla para engañar al público consumidor, detrás nos topamos con empresas que de responsable no tiene nada y de éticas ni un poco, sino todo lo contrario, pero lo que sí tienen es a un director general llamado Don Dinero.