Podrían empezar por sus joyas…

Pedro ha dicho que le gustaría ver: de los pobres y para los pobres.

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No brillan ni por su ausencia. Florestán

Ciudad del Vaticano. Al mensaje del papa Francisco en el sentido de que quisiera ver una Iglesia de los pobres y para los pobres, siguieron una serie de decisiones y expresiones en línea con ese planteamiento.

La primera, el miércoles por la tarde en la Sala de las Lágrimas, la sacristía de la Capilla Sixtina, donde no quiso cambiar su pectoral de hierro por el de oro que allí lo esperaba. Tampoco revestirse como sus antecesores en su primera aparición ante la ciudad y ante el mundo, aquella misma noche en el balcón de las bendiciones de San Pedro al que se asomó con la sencillez de la sotana blanca utilizando la estola ceremonial solo para dar la bendición urbi et orbi.

A la mañana siguiente, cuando salió de los muros vaticanos para ir a la clínica Pío XI para visitar al cardenal Jorge María Mejía, un nonagenario, amigo y paisano que había sufrido un infarto, rechazó el lujoso Mercedes Benz de los papas.

Otra señal que mandó fue la de las zapatillas rojas de los papas, que hay quienes señalan que las que le gustaban a Benedicto XVI eran de la marca Prada. 

Su sucesor no solo no se las puso, sino que sigue usando los mismos zapatos negros, viejos y gastados con los que llegó de Buenos Aires, con los que entró cardenal al cónclave y salió vicario de Cristo.

En su misa de inicio de pontificado no aceptó el anillo de oro del pescador, prefiriendo uno de plata con baño de oro.

Si este ejemplo del nuevo Papa fuera seguido por las altas jerarquías en la Santa Sede, en Roma y en el mundo, y cambiaran sus oros y piedras preciosas por una cruz de hierro y un anillo de metal, la Iglesia podría empezar a ser lo que el nuevo sucesor de Pedro ha dicho que le gustaría ver: de los pobres y para los pobres.

RETALES

1. ENCUENTRO. Los cuatro cardenales mexicanos que se reunieron aquí con el presidente Peña Nieto el lunes por la tarde, cenaron después con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera. Los cardenales anfitriones fueron Norberto Rivera, Francisco Robles, Juan Sandoval y Javier Lozano Barragán;

2. EMBAJADOR. Se despejó la incógnita en La Habana: Juan José Bremer, embajador de carrera que padeció un injusto castigo político en tiempos de José López Portillo, será el nuevo embajador de México en Cuba, en relevo de Javier Jiménez Remus, que pasó allí seis años; y

3. RELEVO. El nuevo embajador de México en el Vaticano, Mariano Palacios Alcocer, se reunirá con el saliente, Federico Ling Altamirano, para una entrega recepción, como lo instruyó el canciller José Antonio Meade. Así será el relevo en otras embajadas importantes. 

Nos vemos mañana, pero en privado

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