Políticos que pueden cambiar tu vida
La indiferencia ante la economía no nace de lo complicado de su dinámica, sino de la incapacidad de la sociedad para cambiarla.
La gente olvida los discursos y escritos, sólo recuerda lo que les hace sentir bien. Los análisis, las sugerencias, los hechos hacen renacer una esperanza, pero pasan las horas y los cambios no llegan y eso fortalece el desinterés colectivo. Es por eso que la gente no va a votar, es la razón de que el sabio siempre apuesta por el pesimismo.
A la economía le faltan sueños, está llena de números cuya foto es fría y compleja, nadie la entiende; la gente común no puede cambiarla, pero todos la vivimos en cada momento. Todos los días queremos aumentar nuestros ingresos y disminuir nuestros gastos, nuestras vidas se amoldan a presupuestos y muchas veces ni intentamos subir los ingresos sino sólo aumentar los ahorros para vivir mejor o para comprar algo que nos adorne la vida.
A los políticos les pasa igual: quieren transformar la vida de las personas, pero es muy complicado aumentar el ingreso familiar y no es que no quieran es que no saben cómo; al final se limitan a construir para poder dejar una huella sólida, pero hay muchos aspectos que incrementan la calidad de vida de las personas y su economía y que cuestan poco. Eficientar los servicios en las oficinas de la burocracia, cambiar leyes, combinar esfuerzos con el Poder Judicial y organizaciones públicas requiere de algo muy barato: verdadero liderazgo.
Pensamientos populares vs pensamientos prácticos: lo popular tiene que ver con las sensaciones que son pasajeras, mientras lo práctico es lo frío que vivimos, como la economía diaria. No necesitamos políticos de momentos, necesitamos políticos que nos den mejores tiempos diarios que sí se pueden realizar, las propuestas y los medios están disponibles: cámaras, asociaciones, universidades llenas de idealistas que al final siempre desisten por no saber expresarse y luchar para hacer cambios trascendentes que marquen las formas diarias que impactan en la economía familiar. Ahí los medios de comunicación juegan un papel vital.
La indiferencia ante la economía no nace de lo complicado de su dinámica, sino de la incapacidad de la sociedad para cambiarla, aunque todos los días nos gobernemos por ella. Los políticos estatales sí pueden hacer pequeños cambios no costosos que ayuden a cambiar los ingresos personales, elemento que sí repercute en la economía familiar.
Leyes contra robo a casa habitación, seguro obligatorio en autos, reparación de baches y calles en las colonias, que son parte de la vida diaria, son oportunidades no costosas para el político con verdadero liderazgo.