Por dónde empezar
“Era viejo, era fiel, era confiado. Tres pobres razones que le impidieron asombrarse cuando el puntapié le reventó el hocico”, fragmento en Se acabó la rabia.
La Serie Roja de la editorial Alfaguara se encarga de publicar textos que puedan interesar a jóvenes lectores, bajo su sello encuentro a Mario Benedetti, Puentes como liebres y otros cuentos reúne once relatos cuyo “vínculo secreto es la pérdida de la inocencia”, escribe Gonzalo Garcés en el prólogo.
La edición se complementa con un estudio de la obra realizado por Cristian Mitelman, en donde se puede conocer un poco más sobre el autor uruguayo y su contexto.
Casi siempre es al final de las historias cuando se resuelven los misterios que conforman su trama. Sin embargo, si empezamos a leer alguna obra por sus últimas líneas, el misterio queda intacto, aunque a partir de ese momento ya no se encuentre a salvo, pues infinitas preguntas serán formuladas para poder responder cómo se llegó a tal desenlace, iremos en busca de explicaciones, haremos recorridos inversos que nos permitan dar sentido a un presente inconexo.
Hagamos la prueba, aquí te dejo las palabras con las que concluyen algunos cuentos de la antología, leámoslas:
“Era viejo, era fiel, era confiado. Tres pobres razones que le impidieron asombrarse cuando el puntapié le reventó el hocico”, en Se acabó la rabia.
“Además, no es mi viejo sino mi padrastro. Mi padre murió hace años. ¿Sabés?, en un accidente de aviación”, en Acaso irreparable.
“Y aunque usted tiene todo el derecho de pensar que soy una fresca o una mentirosa, le aseguro que anoche yo creí que había cerrado mis persianas”, en Las persianas.
“Es incómodo hacer el amor en un ferrocarril, pero mucho más incómodo es no hacerlo”, en Puentes como liebres.
No te parece inevitable, quizá hasta urgente, repetir la lectura de estos fragmentos pero ahora empezando desde sus primeras líneas. La inocencia de la que nos hablan en el prólogo podrá ser recuperada y pérdida las veces que transites por sus páginas.