Por una Mérida de y para todos

Nuestra ciudad que está aún lejos de situaciones que viven otras regiones de nuestro país, pero día tras día percibimos cambios en su funcionamiento equitativo.

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Los gobiernos locales, tomando en cuenta las propuestas emanadas de la ciudadanía, pueden establecer las líneas de trabajo que permitan contribuir de manera permanente a la construcción y consolidación de ciudades incluyentes; es decir, ciudades habitables, accesibles, justas, democráticas y sostenibles.

Para ello es necesario entender y fortalecer el tejido social, sus visiones de ciudad y, de manera conjunta e integral, contribuir e impulsar la consolidación de una ciudadanía activa y responsable, promoviendo la fortaleza del tejido social y construyendo, entre todos, una ciudad abierta, segura y de convivencia universal, en un esquema de verdadera gobernanza, contribuyendo a la consolidación de una economía urbana equitativa e integradora.

El derecho a la ciudad y todos sus elementos y servicios es un derecho, tanto individual como colectivo, de todos quienes la habitan, en un enfoque en el que el territorio urbano y su entorno son el espacio de ejercicio y cumplimiento de todo lo que debe y puede ofrecer la ciudad.  

De acuerdo con lo señalado por ONU Hábitat, se estima que, para el 2050, más del  70 por ciento de la población mundial vivirá en ciudades; es decir, señalando que si mantenemos una estructura económica inequitativa en la que el uno por ciento de la población retiene más del 50 por ciento de las riquezas, las tensiones sociales en la áreas urbanas irán creciendo hasta alcanzar desigualdades insostenibles.

Mérida es una ciudad que está aún lejos de situaciones que viven otras regiones de nuestro país, pero día tras día percibimos cambios en su funcionamiento equitativo que demandan el establecimiento de programas integrales de desarrollo de la ciudad a mediano y largo plazo, que permitan reducir los índices de marginación; tenemos que evolucionar hacia una ciudad que camine hacia la homogeneidad, una ciudad de todos y para todos, con espacios de convivencia y programas de apoyo para la superación familiar.

Aunque las leyes establezcan que los programas de gobierno deben ser trianuales, es necesario que de manera integral, sociedad y gobierno, definamos la ruta a seguir en beneficio de todos. Algo tan sencillo como escuchar, incluir y armonizar las aspiraciones de todos.

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