Desde hace algún tiempo, quizás años, los empresarios yucatecos toman medidas contra el uso de teléfonos celulares en las empresas en horas de trabajo, principalmente porque aumentan los riesgos (y accidentes) laborales (mayormente en los operativos) y reducen la productividad del trabajador.

Imponen medidas como limitar el uso de celulares a los descansos y tiempos de comida, así como su prohibición en ciertas áreas de producción, y al momento de manejar vehículos o maquinaria. También cuando los empleados participen en espacios de capacitación como talleres, para no distraer su atención.

Los límites para no perder competitividad obligan a modificaciones de los reglamentos internos, pero debe existir el consecuente aviso (de la manera adecuada) a los empleados de las nuevas reglas, que en ocasiones les pueden costar el puesto, para que sean ellos los que contribuyan a vigilar el cumplimiento.

Ahora también destacan las restricciones al acceso a las redes sociales en las computadoras de los negocios, donde un estudio publicado por MILENIO NOVEDADES revela que una persona revisa aproximadamente cada 15 minutos los estados de plataformas digitales, distrayendo su atención del trabajo.

Al respecto, Roberto Ruz, director de la agrupación Responsabilidad Digital, destaca que las redes sociales ofrecen aparentemente un servicio gratuito, pero cobran factura en el costo-oportunidad, por el tiempo que se dedica a su consumo, sacrificando minutos (o horas) de trabajo o de convivencia con la familia en su caso.

A todo lo anterior habría que sumar lo que las redes sociales nos producen en nuestros sentimientos y pensamientos. Un amigo me decía la otra noche: “Voy a cerrar mis redes sociales por salud mental”.