Y sigue la mata dando; cada día es abrumador el contenido de las secciones de seguridad y tránsito en los medios de comunicación; Mérida, como todas las ciudades modernas, es un espacio de relación para las personas, sus habitantes y visitantes, en donde el contacto, la convivencia y la comunicación deben constituir la esencia de la vida colectiva. 

Como todas las ciudades importantes, Mérida concentra oferta de actividades y servicios, pero, a diferencia de las ciudades eficientes, no lo hace en un espacio reducido, obligando a sus ciudadanos a recorrer grandes distancias para satisfacer sus necesidades, siendo por ello una ciudad ineficiente e ineficaz, a la vez que peligrosa por la demanda de sus espacios viales. 

Los costos económicos derivados de los efectos de los impactos ambientales y sociales que van asociados a la falta de un plan director de desarrollo urbano, que sea proactivo y no reactivo como nuestro programa de desarrollo urbano; por ello, la contaminación, el ruido, el alto consumo de combustibles fósiles, los accidentes de tránsito, los fallecimientos, las pérdidas de tiempo, etc. han ido en aumento hasta el punto de poner en evidencia la insostenibilidad de nuestro modelo actual. 

Ante esto deberíamos trabajar de manera conjunta, sociedad y gobierno, en el desarrollo de un modelo de movilidad sostenible, que tenga como objetivo satisfacer las necesidades de todos, con la condición de no poner en riesgo la viabilidad de las futuras generaciones. 

La sostenibilidad en materia de movilidad urbana apuesta por la convivencia de todos los medios de transporte y el uso equitativo del espacio público. 
Tenemos una ciudad que ha permitido su expansión desmedida sin pensar en el futuro, con inconsistencias en las vialidades, sus sentidos de circulación, su priorización, sus velocidades, con una elevada presencia de cruces viales mal señalizados. 

Las lesiones producidas por accidentes de tránsito constituyen uno de los problemas con mayor impacto en la morbilidad y en la mortalidad en nuestra ciudad, además de un gran número de incapacidades permanentes. Sin embargo, el problema de la inseguridad en los desplazamientos en el ámbito urbano ha sido durante años subestimado; hay que cambiar.