El gobernador Carlos Joaquín González está poniendo a prueba la fortaleza de su liderazgo, el más importante en la historia de Quintana Roo como estado porque logró lo que la oposición (PAN y PRD) siempre tuvo como misión imposible con sus propias fuerzas: sacar al PRI de Palacio de Gobierno.

Pero su gabinete tiene que comprender que el proyecto impulsado por Carlos Joaquín es lo más importante –incluso vital–, por lo que deben ser desactivados los afanes de lucimiento personal y los jaloneos por cotos de caza.

El hombre fuerte del gabinete es Juan Vergara Fernández, secretario de Finanzas y Planeación, quien tiene en sus manos el paquete más delicado del sexenio, ya que los números están en fase crítica y ya no caben cálculos erróneos y recetas de la comadre para recuperar la buena marcha del gobierno.

Carlos Joaquín entregó a su secretario de Finanzas lo más candente de su administración, sin que otras áreas dejen de tener lo suyo. Por ello será clave el nombramiento del sucesor de Carlos Arturo Alvarez Escalera en la Fiscalía General del Estado, posición que estuvo en manos de un alfil heredado por el ex gobernador Roberto Borge.

El nuevo Fiscal –o ella– tendrá la otra encomienda delicada, ya que los expedientes judiciales son un asunto de interés popular porque se aguardan los juicios contra el puñado de malvados priistas que saquearon las arcas hasta exprimirlas como una mandarina.

Queda pendiente el relevo de un elemento que se niega a comprender que es un apestado en el sexenio: el cozumeleño Fidel Villanueva Rivero, magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia.

 En el plano político, Carlos Joaquín cuenta con tres elementos con fuerza propia cuyo destino ellos tienen en sus manos: Julián Ricalde Magaña (secretario de Desarrollo Social e Indígena) y los alcaldes Luis Torres Llanes (Chetumal) y Cristina Torres Gómez (Solidaridad).

El muy bajo perfil predomina en los demás colaboradores, quienes tienen que replantear su política de difusión porque están quedando muy rezagados, extraviados en la penumbra y sin resultados tangibles.

La tregua navideña será muy oportuna para el equipo del gobernador, quien recibirá 2017 a tambor batiente. El grito de guerra debe ser asimilado por todo el gabinete.