Abril es un mes importante para “El poder de la pluma”. Este mes celebramos el primer aniversario del proyecto editorial que inició un pequeño grupo y que hoy es una realidad consolidada gracias, en primer término, a la visión periodística y de servicio de quienes hacen Milenio Novedades, de sus propietarios y de sus editores responsables.

También gracias a sus colaboradores, quienes una vez a la semana remojan sus ideas en la realidad, la interpretan, la escudriñan y hacen luz sobre sus diversos aspectos y matices en un ejemplar ejercicio de poner sus pensamientos al servicio de sus semejantes.

Sin este binomio que ha embonado magníficamente –el medio y los escritores–, el éxito no hubiera sido posible. La tarea cotidiana de editar se hace fácil cuando, de un lado, está el respeto irrestricto a la libertad de expresarse y se prestan las páginas con generosidad para que otros digan lo que quizá no se comparta y, del otro, el uso responsable de esa libertad en beneficio del conglomerado humano al que se sirve y no como medio de desahogo de pasiones malsanas.

Quien esto escribe –situado en la posición de gozne entre el periódico y el articulista– ha disfrutado como pocas veces ese privilegio y disfruta todos los días cuando constata que estos espacios de libertad se destinan –con el arma única de las ideas– a poner un granito de arena para ser mejores todos juntos.

Felicidades a todos: desde los empresarios que ponen a nuestra disposición las páginas 2 y 3 de Milenio Novedades, sus editores responsables, los responsables de estas páginas, los escritores (los que siguen, los que se fueron y los que quieren estar), los encargados de diseño que nos apoyan en la formación de las planas, los reporteros, pero sobre todo a los lectores (a usted y a cada uno) que pueden hallar toda la gama variada y rica de los puntos de vista que en estas planas se expresan.